Una brecha profunda: solo el seis por ciento de los ganadores del Nobel son mujeres

POR Nicolás Retamar para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

En octubre de 2022 se entregaron los premios y la tendencia continúa. De las más de 900 personas galardonadas, la enorme mayoría son hombres.

El año pasado se anunciaron los ganadores de los Premios Nobel 2022 en seis categorías: Medicina, Física, Química, Literatura, Paz y Economía. En esta ocasión, el premio en medicina (disciplina que abre el rally de una elección por día de la semana) fue para Svante Pääbo. Desde el comité encargado de la selección, destacaron que el biólogo sueco “logró secuenciar el genoma del neandertal, un pariente extinto de los humanos actuales. Al revelar las diferencias genéticas que distinguen a todos los humanos vivos de los homínidos extintos, sus descubrimientos proporcionan la base para explorar lo que nos hace singularmente humanos”. Más allá de la importancia del descubrimiento, los Nobel continúan con otra tradición: elegir hombres, blancos y europeos.   

Entre 1901 y 2021, los Premios Nobel se otorgaron 609 veces a 975 personas y organizaciones. Sin embargo, algunos investigadores e investigadoras recibieron la distinción más de una vez. Así, 943 individuos fueron premiados en 120 años de historia. Sin embargo, la mayoría de los condecorados son hombres; la cifra indica que 58 mujeres alcanzaron el galardón más popular del campo científico.

Los ganadores del Nobel reciben esta medalla de 18 quilates de oro y 900 mil dólares de premio. Créditos: Humanidades.com

Incluso, la cifra es todavía más alarmante si se recorta la estadística a las premiaciones en física, química y medicina, las categorías con más historia y más peso dentro del Nobel. Con esta cuenta, menos del 4 por ciento de las mujeres se colgaron la medalla en el pecho. Solo 22 científicas y médicas fueron destacadas de las 631 personas premiadas. De ellas, ninguna es latinoamericana o caribeña.

Estas cifras se relacionan con desigualdades históricas y estructurales. “Las mujeres siempre hicimos ciencia y, la mayoría de las veces, nuestro trabajo fue invisibilizado por los obstáculos inherentes al patriarcado. Por este motivo, a medida que asciende el escalafón jerárquico, la participación se reduce significativamente”, señala María Eugenia Dichano, investigadora de la UNQ especialista en Géneros y Derechos Humanos, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.

Ahora que sí nos ven

De las 22 mujeres premiadas en la historia del Nobel en física, medicina y química, 12 fueron distinguidas en el siglo XXI. En 2018, Göran K. Hansson, secretario general de la Real Academia de Ciencias de Suecia (organismo designado por Alfred Nobel para elegir los premios de física y química) sugirió una mayor inclusión en el otorgamiento de los reconocimientos teniendo en cuenta el género y la nacionalidad.

“En los últimos años la agenda de género ha cobrado un gran protagonismo, recogiendo los reclamos de mujeres y disidencias, buscando igualdad de derechos. Por eso, instituciones conservadoras y tradicionalistas como estas se ven interpeladas ante estas demandas legítimas”, advierte Dichano.

Nombre y fecha

En física, de las 218 personas premiadas, solo cuatro son mujeres: Marie Curie (1903); Maria Goeppert-Mayer (1963); Donna Strickland (2018); Andrea Ghez (2020). En medicina, 12 mujeres de las 226 personas premiadas obtuvieron el reconocimiento: Gerty Theresa Cori (1947); Rosalyn Sussman Yalow (1977); Barbara McClintock (1983); Rita Levi-Montalcini (1986); Gertrude B. Elion (1988); Christiane NüssleinVolhard (1995); Linda B. Buck (2004); Françoise Barré-Sinoussi (2008); Carolyn W. Greider y Elizabeth H. Blackburn (2009); May Britt Moser (2014); Tu Youyou (2015).

Por su parte, de las 187 personas galardonadas con el Premio Nobel de Química en el lapso 1901-2021, solamente siete son mujeres: Marie Curie (1911); Irène Joliot-Curie (1935); Dorothy Crowfoot Hodgkin (1964); Ada E. Yonath (2009); Frances Arnold (2018); Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna (2020).

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 

 

Las primeras científicas y los primeros científicos de la historia (I)

¿Quiénes fueron? y ¿Qué hicieron en pos del desarrollo de las ciencias, las tecnologías, las humanidades, las artes y el conocimiento? Las siguientes líneas son la primera parte de un repaso cronológico de los perfiles de algunas personalidades de la historia que sobrepasan el estándar.

Parecen preguntas demasiado difíciles y ambiciosas para contestar en una nota dado que antes de empezar a buscar las respuestas primero tenemos que pensar y situarnos en la época en la que estas personas vivieron y -si bien el título de científica y científico parece importante- estas personalidades iban más allá. Se trataba en realidad de auténticas y auténticos polímatas: mentes sabias alimentadas por la curiosidad, las preguntas y la persecución incansable de respuestas en la búsqueda inagotable de conocimientos sobre los diversos campos de las ciencias, las humanidades y las artes

Grupo de pitagóricos celebrando la salida del sol. Himno al sol naciente, Fyodor Bronnikov (1827-1902; óleo)

Por todo esto es difícil asignarles solamente la categoría de científicas y científicos, y es aún más complicado establecer quién fue la primera o el primero. Este repaso pretende destacar la singularidad de varias de estas personalidades y sus históricas contribuciones al universo de la ciencia, la tecnología y el conocimiento de manera cronológica, lo cual agiganta aún más sus figuras teniendo en cuenta las épocas en las que vivieron. Hay una brecha temporal notoria entre los siglos I y X en las que muchas sociedades vivieron el ocaso de sus tiempos de auge (como la caída del Imperio romano de Occidente), comenzando épocas de declive y conmoción, lo que generó la falta de literatura histórica, un limitado desarrollo cultural y un descenso demográfico generalizado. Esto último fue originado por sucesos entre los cuales se destacó la plaga de Justiniano -que duró 200 años y en la que murieron hasta un 30% de las personas que habitaban en los continentes europeo, asiático y africano-. Cabe señalar además que muchas personalidades quedaron afuera de esta selección y que -de manera deliberada- abordaremos hasta los años de actividad de Leonardo Da Vinci ¿tal vez el más importante, consagrado y reconocido de todos los científicos y polímatas?

Tales de Mileto (ilustración de la obra de Ernst Wallis, 1877) Crédito: Wilhelm Meyer

Retrocedamos entonces hasta el siglo VII a.C. (antes de Cristo), viajemos mentalmente a esa época y empecemos a avanzar desde ahí. En la ciudad de Mileto (actual Turquía) entre los años 624 y 546 vivió Tales a quien se puede considerar como la primera persona en cambiar el paradigma de encontrar explicaciones fantásticas o místicas sobre los fenómenos del mundo y el universo, para pasar a buscar respuestas y explicaciones naturales mediante hipótesis naturalistas y especulaciones cuasi científicas y filosóficas. A Tales se le atribuyen importantes contribuciones en los campos de la filosofía, la matemática, la geometría, la física y la astronomía, entre otras disciplinas. Además de los teoremas que llevan su nombre -a partir de los cuales pudo medir las alturas de las pirámides de Giza en Egipto-, fue pionero en postular al agua como el elemento fundamental originario de la naturaleza y de la materia. Se puede pensar en Tales como el primero de los filósofos occidentales registrados y el creador de un legado de avidez por el conocimiento y la sabiduría.

Busto de Pitágoras en los Museos Capitolinos. Créditos: Szilas (2013)

En la isla griega de Samos en el 570 a.C. nació Pitágoras, considerado como el primer matemático puro gracias a sus aportes tanto en esta disciplina como en la aritmética y la geometría. Pero Pitágoras no se detuvo allí, aplicó sus postulados numéricos a la música, sentando las bases de la armonización y los intervalos musicales, y fundó la escuela pitagórica para la generación de conocimientos en cosmología, filosofía, medicina, ética y política, entre otros campos. Su contribución más relevante y conocida es sin dudas su teorema que postula que: en un triángulo rectángulo, la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa. Además fue el primero en proponer a la tierra como centro del universo; en que la órbita de la luna estaba inclinada hacia el ecuador; y en revelar que “el lucero del alba” y el “lucero de la tarde” (se creía que eran dos cuerpos diferentes) era en realidad el planeta Venus en ambos casos. Murió en el año 490 a.C. en Metaponto, actual territorio italiano. 

Téano Créditos: www.mujeresenlahistoria.com

La primera mujer -que aparece en registros de la época (550-500 a.C.)- y que se destacó por sus contribuciones en matemática, física, medicina y filosofía fue Téano, quién nació en Crotona, actual territorio de Italia. Su aporte más significativo fue el trabajo sobre la proporción áurea: el número algebráico irracional (ya que su representación decimal es infinita y no tiene período) derivado de una construcción geométrica cuya proporción se encuentra tanto en algunas figuras geométricas como en la naturaleza -por ejemplo en la distribución de las hojas en un tallo o de los pétalos en una flor, en el grosor de las ramas de los árboles o en el caparazón de un caracol-. En el arte y la arquitectura se atribuye un carácter estético determinado a los objetos cuyas medidas guardan la proporción áurea. Cabe mencionar que fue esposa de Pitágoras y destacada miembro de la escuela pitagórica.

Busto de Platón del siglo IV a. C. copia romana de un original griego (Museo Pio-Clementino del Vaticano) Crédito: Marie-Lan Nguyen (2006)

Hacia finales del siglo V (427 a.C.) en Atenas -Grecia- nació Platón. Seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles (a quién  encontraremos más adelante) las principales contribuciones de Platón fueron sus doctrinas filosóficas, relacionadas a diversas temáticas como la filosofía política, la antropología filosófica, la epistemología, la metafísica, la gnoseología, la cosmogonía y la cosmología, la filosofía del lenguaje y de la educación, la ética y la psicología. A sus 40 años fundó la Academia de Atenas, una escuela filosófica que alimentó mentes con conocimientos durante más de 900 años. A diferencia de muchos de sus colegas, todas sus obras quedaron completamente registradas dando cuenta de su autoría.

Hagnódica. Créditos: http://ensanluispotosi.com

Durante el siglo IV los escritos mencionan a Hagnódica (alias Hagnódice o Agnódice) como la primera partera, ginecóloga y obstetra de la ciudad de Atenas. En esa época (S.IV) se les permitía a las mujeres aprender sobre ginecología, obstetricia y partería pero no sobre medicina. Con el deseo de convertirse en médica, y con apoyo de su padre, Hagnódica cambió su aspecto y vistiendo ropas de hombre pudo acceder a la educación en dicha materia. Más adelante se especializó en Alejandría (Egipto) donde la mujer gozaba de mayor igualdad para el estudio y la práctica médica. De vuelta en Atenas comenzó a ejercer la medicina con apariencia masculina, confesando su condición de mujer a medida que entraba en confianza con sus pacientes. Producto de su eficacia, profesionalismo, popularidad y del crecimiento en la demanda de pacientes para su atención, fue calumniada y acusada del delito de suplantación de identidad por sus colegas hombres, dado que al descubrir su condición de mujer estaba infringiendo la ley ateniense que les prohibía el ejercicio de la disciplina. Esto desencadenó un juicio y una posterior protesta de mujeres (tal vez la primera de la historia) que logró que Hagnódica fuera liberada de los cargos en su contra (evitando la condena a muerte). Además la protesta sirvió para impulsar un cambio en la ley ateniense para que las mujeres pudieran aprender y ejercer la medicina. La consideración e inclusión de las mujeres en la medicina tal vez haya resultado en la mayor contribución de Hagnódica al mundo de las ciencias.

Busto de Aristóteles en Roma, Palazzo Altemps. Créditos: Lisipo – Jastrow (2006)

En el 384 a.C. nació en Estagira, reino de Macedonia, Aristóteles. Considerado uno de los padres -junto a Platón- de la filosofía occidental, profundizó sus estudios en filosofía política, metafísica, filosofía de la ciencia y ética. También se desarrolló en el campo de la astronomía, la meteorología, la física, la estética y la retórica. Además fue pionero en la generación de conocimientos en lógica y biología, explorando temáticas como la zoología y la embriología. Otras de sus principales contribuciones y aproximaciones al método científico fue el desarrollo filosófico que postuló a la experiencia como fuente de todo conocimiento. Hacia el final de su vida fundó el Liceo en Atenas como un espacio donde dar cátedra dando origen al término actualmente utilizado como referencia para designar instituciones educativas. Como curiosidad se sabe que Aristóteles fue durante 5 años el maestro de Alejandro Magno. Murió en la ciudad de Calsis en 322 a.C.

Arquímedes pensativo. Óleo sobre tela del pintor Domenico Fetti (1620). Gemäldegalerie Alte Meister, Dresden.

Otro de los polímatas más destacados y conocidos del mundo antiguo fue Arquímedes de Siracusa, quién nació en 287 a.C. en esa ciudad del actual sur de Italia. Arquímedes fue filósofo, inventor, matemático, físico, ingeniero y astrónomo. Dentro de la física revolucionó la disciplina a partir de la invención de la palanca y generó postulados en los campos de la estática y la hidrostática. Fue reconocido como diseñador e inventor de tecnología innovadora como el odómetro (dispositivo utilizado para medir y calcular distancias), su famoso “Tornillo” -utilizado hasta la actualidad para la elevación de líquidos y sólidos- y de maquinarias de guerra y asedio -capaces de incendiar o de hundir barcos enemigos en el agua-. En el campo de las matemáticas se lo considera como uno de los pioneros en obtener una aproximación extremadamente precisa al valor numérico de 𝜋 (Pi). El relato más difundido sobre uno de sus trabajos cuenta que el tirano reinante en Siracusa, quién había encargado a un orfebre una corona de oro sólido, le encomendó a Arquímedes probar si la corona era efectivamente de este material y no había sido adulterada incluyendo otros compuestos en su manufactura. Arquímedes sabía que debía obtener la masa y el volúmen de la corona para calcular su densidad y así compararla con la densidad de una pieza de oro puro de igual masa pero diferente volúmen. El problema que comenzó a rondar en la cabeza de Arquímedes era cómo lograr esto sin dañar la corona. Un día cuando se disponía a tomar un baño, al entrar en la bañera se dio cuenta que el nivel de agua subía cuando se sumergía. En ese momento comprendió que de esta manera podría calcular el volúmen de la corona y al dividir su peso por el volúmen del agua desplazada obtendría su densidad. El relato cuenta que Arquímedes embargado por la emoción de esa deducción que le permitiría cumplir con el encargo del rey salió corriendo de la bañera gritando desnudo por las calles de la ciudad: “Eureka” (lo he encontrado). En cuanto a sus conocimientos sobre ingeniería aplicados a la invención de maquinarias de guerra se le atribuye la mejora en la precisión de disparo de catapultas y escorpiones y la invención de la llamada “manus ferrea” una especie de grúa equipada con ganchos de metal, capaces de elevar parcialmente las naves sobre el nivel del agua para luego dejarlas caer causando la escoración o el hundimiento de los navíos enemigos. Arquímedes fue asesinado por un soldado romano cuando su ciudad natal cayó en manos de la república romana luego del sitio entre 214 y 212 a.C. 

Aglaonice. Créditos: Alzinous

Entre el siglo II y el I a.C. vivió Aglaonice (alias Agloanike o Aganice de Tesalia). Sus campos de acción y estudio eran la astronomía y la filosofía. Se la consideraba una hechicera y sacerdotisa ya que podía predecir la “desaparición” de la luna en el cielo, dados sus profundos conocimientos sobre la ocurrencia de los eclipses lunares. Además de los conocimientos sobre los eclipses, junto a un grupo de mujeres conocidas como “las brujas de Tesalia”, estudiaron y realizaron postulados sobre los ciclos lunares. Se creía que era poseedora de poderes sobrenaturales pero lo que realmente tenía eran notables capacidades de cálculo y de observación del cielo y las estrellas.                                     

Herón de Alejandría. Ilustración de una imagen de 1688 de la traducción alemana de su libro sobre neumática.

Entrando ya en la era cristiana (después de Cristo), entre el 10 y el 75 d.C. en la provincia romana de Alejandría (actual ciudad de Egipto), los registros mencionan a Herón como exponente de la matemática y la física, y un gran ingeniero, destacado por sus innovadoras invenciones y experimentos en los campos de la mecánica, la neumática, la hidráulica y la óptica. En matemática propuso una fórmula (conocida actualmente como “fórmula de Herón) para calcular el área de un triángulo utilizando sólo las longitudes de sus lados. Una de sus contribuciones más importantes que dio origen al aprovechamiento del viento en tierra fue la invención del molino de viento. Además, Herón logró construir la primera máquina de vapor llamada “eolípila” que si bien no tuvo aplicaciones útiles para la época fue el producto de sus investigaciones en hidráulica y neumática que dió origen a otros inventos como la “fuente de Herón”, las puertas automáticas y la máquina expendedora de agua. Por todo esto, a Herón le pusieron el apodo de “el mago”. Sus conocimientos sobre mecánica, neumática e hidráulica lo llevaron a escribir “Los autómatas” considerado como el primer libro de robótica de la historia. Se cree que Herón daba cátedra en el Museion de Alejandría, un establecimiento dedicado a las musas donde los eruditos de la época podían vivir y trabajar (más que el antecedente de los museos de la actualidad, el museion resultaba más parecido a lo que son las actuales oficinas de coworking).

Grabado representando a Claudio Ptolomeo en una obra de 1584. Reproducción tomada de la publicación Popular Science Volúmen 78, pag. 316 de Abril de 1911

En otra ciudad del antiguo Egipto, Ptolemaida Hermia, alrededor del 87 d.C. nació Claudio Ptolomeo. Fue matemático, químico, astrónomo, astrólogo, geógrafo, musicólogo, filósofo y escritor. Sus aportes a la astronomía están vinculados a su modelo del universo y al estudio geométrico respecto del movimiento planetario. En matemática se destacó por sus avances en el estudio de la óptica -específicamente en la refracción y reflexión de la luz- y en la aplicación de sus conocimientos de trigonometría para la manufactura de astrolabios y relojes de sol. Además, Ptolomeo proporcionó un valor fraccionario de 𝜋 (Pi) aún más preciso 377/120 (o 3,141666). Una de sus obras más importantes fue “Geographia” en la que describió el mundo conocido utilizando un sistema de latitud y longitud que fue referencia para los cartógrafos durante los siglos posteriores. También contribuyó en la música a partir de su tratado de teoría musical denominado “Harmónicos” donde postulaba que las leyes de la matemática eran la base de los sistemas musicales. Como resultado de la aplicación de sus conocimientos de astronomía se le adjudica la invención de los horóscopos. Claudio Ptolomeo murió en el 170 d.C. en Canopo, una ciudad vecina a Alejandría donde vivió gran parte de su vida.

Hasta acá repasamos los perfiles de 10 de las personalidades más destacadas para el desarrollo del conocimiento mundial. Continuá leyendo esta nota en la segunda entrega. Al final te propondremos un desafío. ¡No te lo pierdas!

El transistor cumple 75 años y su tecnología sigue siendo muy actual

Por Alejandro Muñoz para SINC

La invención de este dispositivo marcó el comienzo de la electrónica y la era de las telecomunicaciones. La revista Science repasa en un número especial la historia del transistor y los retos de su evolución tecnológica, que plantea la utilización de materiales de última generación, pero mantiene los mismos principios de funcionamiento original.

Hace 75 años comenzó la era de las tecnologías de la información. El hito estuvo marcado por la invención de un dispositivo, el transistor, que en aquel momento tenía un tamaño cercano a una naranja. En la actualidad, el pequeño chip microprocesador de un ordenador puede contener unos 700 millones de transistores y la cifra sigue aumentando cada año.

Con motivo de esta efeméride, la revista Science publica esta semana una edición especial en la que repasa la historia del transistor y los retos que afronta su evolución tecnológica en la actualidad.

“Sin transistores no habría teléfonos móviles, ordenadores portátiles o videojuegos. Además, tendríamos que volver a usar los mapas, porque la tecnología GPS utiliza satélites que transmiten señales mediante el uso de transistores. Casi toda la tecnología médica se basa en estos dispositivos, desde la toma de imágenes y la cirugía robótica hasta los instrumentos que obtienen los resultados de los análisis de sangre”, explica a SINC Phil Szuromi, editor adjunto de Science y autor del la introducción del especial.

Un microprocesador de un ordenador puede contener unos 700 millones de transistores. / NaMaKuKi (Adobe Stock)

Una revolución tecnológica de Premio Nobel

Como recuerdan Suman Datta y sus compañeros en una revisión de este especial de Science, el desarrollo tecnológico del transistor fue posible gracias a los avances en la teoría de los semiconductores de 1930 y en la purificación del germanio y el silicio, en la década de 1940.

En los Estados Unidos de los años 40, la telefonía de larga distancia tenía un problema. Para que la señal eléctrica recorriera largas distancias era necesario amplificarla y este proceso pasaba por las válvulas de vacío o triodos, unos componentes que se calentaban y eran poco fiables.

La Bell Telephone Company, compañía fundada por Alexander Graham Bell y posterior AT&T, contaba con una división de investigación a la que se le encomendó resolver este problema, los Bell Labs. En diciembre de 1947John BardeenWalter Brattain y William Shockley, de Bell Labs, desarrollaron el transistor: el primer semiconductor de estado sólido. En 1956, los tres investigadores recibieron el Premio Nobel de Física “por sus investigaciones en semiconductores y su descubrimiento del efecto transistor”.

Primer transistor de la historia: Bell Labs (1947). / Bell Labs

El transistor tomó su nombre de la función semiconductora del dispositivo: TRANsfer y reSISTOR. Aquel primer transistor de 1947 estaba hecho de láminas de oro, plástico y germanio. Posteriormente, para su comercialización se empleó el silicio, más fiable y fácil de fabricar.

La creación del transistor no solo contribuyó a la mejora de la telefonía. Permitió la computación digital y su impacto en la sociedad es “difícil de sobreestimar”, destacan los autores de la revisión.

Por citar otros ejemplos, su comercialización permitió el desarrollo de la radio de bolsillo, la creación de Silicon Valley y fue clave en el desarrollo del programa Apollo, agregan.

Nuevos transistores para nuevas necesidades

Durante décadas, la evolución tecnológica del transistor ha permitido reducir su tamaño y su consumo de energía para poder introducir millones de transistores en chips y circuitos integrados. Nuestro propio teléfono móvil funciona gracias a millones de estos semiconductores, señalan Datta y sus colegas.

La Ley de Moore, postulada casi 20 años después de la creación del transistor, vaticinaba que el número de transistores en un circuito integrado se doblaría cada 1 o 2 años. Esta premisa, que ha sido cierta en las últimas décadas, está perdiendo validez. En la actualidad, el escalado resulta mucho más complejo, entre otros motivos, por la posible aparición de pequeñas fugas eléctricas cuando el transistor está apagado, subrayan.

Los autores comentan que al igual que la necesidad de realizar llamadas de costa a costa de Estados Unidos motivó el desarrollo del transistor, las necesidades de hoy en día propician la creación de la nueva generación de transistores, de materiales que van desde los nanotubos de carbono al óxido de galio.

“La mayor necesidad es usar menos energía. Todos hemos sentido cómo se calientan nuestros regazos cuando usamos un ordenador portátil: ese calor es energía que se usa para hacer funcionar el dispositivo. Los nuevos diseños de transistores deberían usar menos energía y los nanotubos de carbono pueden reemplazar al silicio, como una forma de usar menos energía en este tipo de aplicaciones. Por otro lado, para controlar los sistemas de alta potencia en la industria también se están explorando otros semiconductores más allá del silicio, como el carburo de silicio y el óxido de galio, que disminuirán la energía desperdiciada en los sistemas de control”, comenta Szuromi a SINC.

En el caso de los transistores de nanotubos de carbono (CNT), esta tecnología propiciará multitud de nuevas aplicaciones. Por ejemplo, la creación de biosensores que podrían ser útiles para detectar el cáncer, según los expertos citados en el número especial.

Si bien los CNT podrían constituirse como una evolución tecnológica a los transistores actuales, también plantean problemas de producción. Su desarrollo se basa en procesos que no son fáciles de escalar.

Para Aaron Franklyn y otros firmantes, autores de otro de los artículos de revisión, “la realización de una tecnología de transistores CNT que cubra las necesidades del alto volumen de fabricación tiene muchos obstáculos. Se requiere un esfuerzo conjunto de la academia y la industria para superarlos”.

Las aplicaciones del futuro

Los expertos citados auguran que los próximos circuitos integrados realizarán tareas más rápido, gracias a que su diseño estará orientado a la realización de tareas específicas.

“Ya tenemos chips especializados que ejecutan los gráficos de los videojuegos; sin ellos, los juegos serían más lentos y menos realistas visualmente. Los fabricantes de automóviles diseñarán específicamente los chips que harán funcionar los automóviles autónomos, para ejecutar todas las tareas de navegación y conducción de manera rápida y eficiente”, dice Szuromi a SINC.

En su opinión, “la tecnología de transistores utilizada en tareas de detección y control, como guiar a los robots a un edificio derrumbado para buscar supervivientes, tendrá los sensores integrados en los chips, en lugar de sensores separados, y acelerará el procesamiento. Los dispositivos flexibles, como sensores portátiles y monitores en forma de parches para la piel, impulsarán la medicina personalizada”.

Con independencia de su construcción y sus aplicaciones, los principios detrás del funcionamiento del transistor siguen siendo clave para el desarrollo tecnológico, 75 años después de la creación del primer transistor. 

 

Referencia bibliográfica:

Número especial de  Science  (noviembre, 2022)

Introducción: Phil Szuromi «From one transistor…«

Perspectiva: Mark S. Lundstrom, Muhammad A. Alam. «Moore’s law: The journey ahead«; Marko J. Tadjer «Toward gallium oxide power electronics» 

Revisión: Aaron D. Franklin, Mark C. Hersam, and H.-S. Philip Wong. «Carbon nanotube transistors: Making electronics from molecules«;  

Suman Datta, Wriddhi Chakraborty, Marko Radosavljevic. «Toward attoJoule switching energy in logic transistors» 

Fuente: SINC.