Una astrónoma argentina fue elegida para analizar las imágenes obtenidas por el telescopio James Webb

La investigadora fue seleccionada por la Universidad de Arizona (EE.UU.) para integrar un equipo internacional conformado específicamente para analizar los datos y las imágenes que envía el telescopio más grande y sofisticado de la historia construido por la NASA.

La doctora en Astronomía, Jimena Rodríguez, una joven investigadora del CONICET que trabaja el Instituto de Astrofísica de La Plata, viajó recientemente a la ciudad estadounidense de Arizona donde pasará un año analizando datos e imágenes obtenidos por el telescopio James Webb. Luego de postularse a una beca en dicha universidad, Jimena fue seleccionada para formar parte de un grupo de expertas y expertos de todo el mundo que estará encargado de desarrollar dos líneas de investigación promovidas por la institución.

Jimena Rodríguez en el observatorio astronómico de La Plata. | Créditos: Página 12

La primera de esas líneas se centra en el estudio de 19 galaxias que se encuentran relativamente cercanas a la nuestra, haciendo foco en lo que se conoce como regiones de formación estelar embebidas. “Las regiones de formación estelar embebidas son aquellas en las que actualmente están naciendo estrellas, pero que todavía se encuentran rodeadas por la nube molecular que las creó, entonces solo pueden observarse en el espectro infrarrojo, que es el rango que cubre el telescopio James Webb” explicó la científica en una nota publicada por el diario Página 12. 

El segundo programa de observación estará dirigido específicamente a 3 galaxias mucho más cercanas y que generan grandes expectativas por los descubrimientos que podrían desprenderse durante su investigación detallada. 

Durante la entrevista realizada por el periodista científico Pablo Esteban -respecto a las potencialidades de las investigaciones y con un entusiasmo inspirador- Rodríguez manifestó: “Vengo de estar remándola muchísimo y ahora tengo la posibilidad de realizar una contribución valiosa. Es el sueño de la piba”.           

Pero… ¿Cómo fue su camino hasta llegar a participar de uno de los proyectos de exploración espacial más importantes del siglo? A continuación, compartimos su experiencia contada en primera persona y publicada el pasado mes de julio en Página 12.   

– ¿Por qué estudiaste Astronomía?
“Desde chica me gustan las estrellas, los astros, mirar el cielo. Miraba mucho el cielo. Siempre me llamó la atención la posibilidad de hacer ciencia, así que me anoté en Astronomía, sin saber cuál era la salida laboral y sin conocer mucho al respecto. Me interesaba saber qué hacemos acá, en este planeta; qué es el mundo; si hay otros mundos. Cuando vi que me gustaba la carrera y que me salía más o menos bien, decidí presentarme a la beca de doctorado. Luego a la de posdoctorado y después vino la Carrera del Investigador Científico del CONICET”.

– ¿Y cómo es que ahora trabajarás con las imágenes que envía el James Webb, el telescopio más famoso del mundo?
“Me presenté a una convocatoria que provenía de la Universidad de Arizona, y luego de un proceso arduo de entrevistas, fui escogida y recibí una beca. Buscaban astrónomos y astrónomas con especialidad en áreas particulares. En esta institución, hay muchos profesionales que están involucrados en la iniciativa del telescopio”.

– Te especializas en sistemas estelares jóvenes galácticos y extragalácticos…
“Y precisamente para su análisis me convocaron. Hasta este momento venía trabajando con imágenes del telescopio Hubble: buscaba y examinaba estrellas jóvenes en algunas galaxias cercanas. En esta ocasión haré lo mismo, con la diferencia de que las regiones que me tocan y se visualizarán con el Webb son un poco más jóvenes. Son regiones embebidas”.

– ¿Qué quiere decir eso?
“Que no se pueden ver en el espectro visible, por lo que con el Hubble no se logran diferenciar. Las estrellas son tan jóvenes (tienen menos de 10 millones de años) que aún están rodeadas de toda la nube que las formó. En cambio, en el infrarrojo, el rango espectral del James Webb, sí se pueden ver. Por sus características, la tecnología tiene la capacidad de mirar a través de nubes y gases, es fascinante”.

– ¿Cuántas imágenes enviará el telescopio y tendrás para analizar?
“De 19 galaxias que recibiremos imágenes, hasta ahora me llegaron fotografías de dos. Hay entregas pautadas para agosto, septiembre y noviembre; y después para el año que viene también, así que tendremos para entretenernos lo que queda de este y en 2023. Cada vez que llega alguna es impresionante, aunque no son las mismas que luego circulan por los medios. Las que el público conoce representan, más bien, composiciones de varias fotos, y algunas están un poco retocadas para mejorar su estética, su visualización. Las que nosotros recibimos son algo distintas, más técnicas”.

– ¿Qué aspectos podés describir en las imágenes que recibís?
“Ver cómo son estas regiones embebidas, las características de gas y polvo, la morfología de todo aquello que lo rodea: la magnitud de las estrellas y del resto de objetos cósmicos. Con el ajuste de ciertos modelos es posible, a partir de allí, derivar edades y composiciones químicas. Son características que nos ayudan a aprender cómo son estos escenarios que si bien antes explorábamos, no lo hacíamos con la misma calidad. Los abordajes que hagamos se van a correlacionar con los datos que provengan del Hubble y con un catálogo de nubes moleculares (son las que originan las estrellas), provisto por el observatorio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), en Chile”.

– Es interesante el modo en que tu trabajo con estrellas jóvenes se complementará con un objetivo central y diferente: el James Webb, según anunciaron, también podrá servir para conocer lo que sucedió en los tiempos cercanos al Big Bang y el universo temprano…
“Sí, uno de los propósitos centrales del telescopio se relaciona con describir los primeros estadios del universo y las primeras generaciones de estrellas, en general, mucho más lejanas y de las que se puede captar una luz débil. De manera complementaria, un proyecto como el nuestro apunta a la exploración del universo local. Si bien siempre que se observa el universo, se observa el pasado, nosotros no nos remontaremos tanto en el tiempo. Hay muchísimas iniciativas relacionadas con el James Webb porque el proyecto es realmente gigante, gracias a las posibilidades técnicas que brinda”.

– Debes tener entusiasmo…
“Es el sueño de la piba. Es la chance de participar de un proceso de aprendizaje constante. Es incomparable la posibilidad de contar con imágenes de primera mano. Usualmente no trabajamos con imágenes propias, sino que tenemos que esperar que las instituciones que se encargan de tomarlas y las gestionan, las hagan públicas para poder acceder y analizarlas. En el presente estoy en un grupo que cuenta con sus propias observaciones, que provienen del telescopio más nuevo y potente que existe en el mundo hasta el momento. Vengo de estar remándola muchísimo y ahora tengo la posibilidad de realizar una contribución valiosa”.

– Es decir que esto que sucede con el James Webb realmente podría ser revolucionario para la ciencia en general y la astronomía en particular. 
“Realmente será revolucionario de la misma manera en que lo fue el Hubble. Básicamente todo lo que vamos a observar, nunca se vio con esta resolución antes. Será todo nuevo. Del universo sabemos muy poco, y lo genial de saber tan poco es que todo está por descubrirse. De aquí en más todo lo que se comunique será relevante. El mundo tiene que prepararse”.

Fuente y foto: Página 12.