POR Nicolás Retamar para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ
Pese a tener una superficie que equivale a la mitad de Tucumán, esta nación quiere instalar su nombre en la escena global a fuerza de dinero.
El domingo 20 de noviembre será el pitazo inicial de una nueva edición de la Copa del Mundo. Aunque ya se había realizado en continente asiático, por primera vez la cita será en la zona conocida como Medio Oriente. Para tomar dimensión, el tamaño de Qatar equivale a la mitad de Tucumán. Sin embargo, esto no le impide tener un rol activo en la política internacional. A fuerza de gas y petróleo, que lo convirtieron en una de las economías más pujantes del mundo, el país árabe pretende pisar fuerte en la arena internacional. En este sentido, ser la sede del mundial es una herramienta más para instalar su nombre y su marca: detrás del lujo y la tecnología también se esconde la discriminación y el trabajo forzado.
“Qatar se muestra al mundo con una política muy proactiva en términos de exportar su imagen al mundo y aparecer como un centro importante a nivel global”, sostiene Mariela Cuadro, investigadora Conicet-Unsam y doctora en Relaciones Internacionales de la UNLP, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
El domingo 20 de noviembre será el pitazo inicial de una nueva edición de la Copa del Mundo. Aunque ya se había realizado en continente asiático, por primera vez la cita será en la zona conocida como Medio Oriente. Para tomar dimensión, el tamaño de Qatar equivale a la mitad de Tucumán. Sin embargo, esto no le impide tener un rol activo en la política internacional. A fuerza de gas y petróleo, que lo convirtieron en una de las economías más pujantes del mundo, el país árabe pretende pisar fuerte en la arena internacional. En este sentido, ser la sede del mundial es una herramienta más para instalar su nombre y su marca: detrás del lujo y la tecnología también se esconde la discriminación y el trabajo forzado.
“Qatar se muestra al mundo con una política muy proactiva en términos de exportar su imagen al mundo y aparecer como un centro importante a nivel global”, sostiene Mariela Cuadro, investigadora Conicet-Unsam y doctora en Relaciones Internacionales de la UNLP, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
Marca registrada
En un contexto de reordenamiento mundial, donde la hegemonía global de Estados Unidos está en disputa, países con mucho dinero intentan hacerse un lugar y filtrarse en la conversación. Ya no son las armas, las intervenciones y las guerras las que mandan. Con los manuales de marketing en la mano, los qataríes buscan instalar su marca.
Por eso, la línea aérea Qatar Airways (creada en 1997 y con una red que cubre más de 160 destinos en los cinco continentes) fue sponsor principal y apareció en el frente de las camisetas de Boca Juniors, Barcelona, Paris Saint Germain, Bayern Múnich y Roma, entre otros equipos.
No solo llega a muchos países a través de aviones, sino también mediante medios de comunicación propios. La forma de extender su mirada del mundo y los diferentes sucesos que en él acontecen es a través de Al Jazzera, canal y portal de noticias creado en 1996 por el gobierno. Actualmente, transmite en diferentes idiomas en todo el planeta y es el principal medio del mundo árabe.
Otro punto relevante de Qatar es rol de mediador entre actores de Oriente y Occidente. Así, fue sede de negociación entre Estados Unidos y los talibán, grupo que se quedó con el comando de Afganistán tras la larga lucha estadounidense contra el terror. A su vez, el país fue el lugar donde EE.UU. e Irán conversaron por el pacto nuclear. Este rol le permite que su nombre circule de diferentes formas.
Banco de suplentes
Aunque la construcción y los servicios cada vez toman más protagonismo en Qatar, su economía está basada en la producción de gas natural y petróleo. Con una población de 2,8 millones de personas aproximadamente, más de la mitad es inmigrante. Pakistán, India y algunos países del norte de África son los principales exportadores de hombres y mujeres que llegan al país árabe en busca de un mejor nivel de vida.
Al respecto, Cuadro afirma: “Con los ciudadanos qataries no tiende a haber problemas ya que, en términos materiales, tienen un muy buen nivel de vida. En términos de ciertas libertades más liberales, hay situaciones donde no es tan fácil ser oposición política”. Sin embargo, con la población migrante es distinto; en especial con aquellos que van especialmente para trabajar.
En este marco, Qatar fue denunciado por abusos y explotación laboral. Según Amnistía Internacional, 1.7 millones de trabajadores migrantes –que representan más del 90 por ciento de la mano de obra– viven en condiciones deplorables: se les quita el pasaporte y no se les otorga la posibilidad de quedarse en el país después de un tiempo de trabajo. Además, tienen que esperar meses para cobrar sus salarios e incluso deben pagar miles de dólares a las agencias de contratación para obtener el puesto.
Pese a ser irregular, este tipo de situaciones están avaladas por la ley. Con una economía de corte neoliberal, amplían los límites de esta doctrina hasta el máximo posible. “En los migrantes trabajadores hay muchas situaciones de abuso permitidas legalmente porque las leyes protegen más a los empresarios que a los trabajadores”, subraya Cuadro, especialista en Medio Oriente.
En definitiva, Qatar realiza el mundial porque quiere y porque puede. Como una gran presentación ante el mundo, tienen la posibilidad de darse a conocer y mostrarse como un país moderno. En este sentido, plantean un punto de partida para poner en cuestión algunas lecturas que piensan a este y otros países de la región como espacios atrasados y bárbaros.