Basura espacial: Una sección de cohete fuera de control impactó en la Luna

Retomando el tema de la basura espacial te contamos desde el descubrimiento hasta las consecuencias del impacto en la Luna de este objeto, considerado un desecho espacial.

A principios de este 2022 -en enero- Bill Gray, un científico especializado en la detección de objetos cercanos a la Tierra (NEOs), visualizó un objeto errante cuya cercanía a la Luna y trayectoria calculada indicaba que acabaría chocando contra ella. Luego de comprobar que era demasiado pequeño para suponer un peligro, el astrónomo comenzó a investigar sobre qué tipo de escombro espacial se trataba. Según sus primeros cálculos, el objeto podía ser una de las fases del cohete Falcon 9 que SpaceX -la compañía espacial del sudafricano Elon Musk- había usado para lanzar el Observatorio Climático del Espacio Profundo (DSCOVR) de la NASA en 2015. Sin embargo, después de analizarlo con los ingenieros a cargo del proyecto, esta opción fue descartada.

Continuando con su investigación, y gracias a la colaboración de otros colegas, Gray identificó que esa pieza de chatarra espacial podría tratarse de un propulsor de cohetes de la misión Chang’e 5-T1 (lanzado en 2014 por China) que no volvió a la Tierra y quedó orbitando en el espacio. Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino desmintió las acusaciones del astrónomo, asegurando que no se trataba de su cohete, ya que este había reingresado a la atmósfera terrestre y caído en el océano poco después de su lanzamiento.     

 Concretamente, el científico llegó a la conclusión que este “escombro” -que estuvo viajando por el espacio durante más de 7 años- colisionaría con la Luna a unos 9.300 kilómetros por hora, en algún momento del mes de marzo. Finalmente el impacto se produjo a principios de ese mes y si bien se predijo el momento, este no pudo ser grabado ya que tuvo lugar en la cara oculta de la Luna. Solo quedaba entonces encontrar el cráter y, a partir de él, intentar colocar las piezas para conocer la procedencia del objeto.

Meses después de un arduo trabajo de búsqueda, los científicos dieron con el sitio del choque, descubriendo en la imagen algo sorprendente: determinaron que el impacto produjo no uno sino dos cráteres sobre la superficie de nuestro satélite natural. La imagen fue captada por las cámaras del Lunar Reconnaissance Orbiter y muestra un fenómeno raro, pero no imposible. En ella se ve un cráter oriental de 18 metros de diámetro superpuesto a uno occidental de 16 metros de diámetro.

Especialistas de la NASA encontraron los cráteres producidos por el impacto en la superficie lunar luego de meses de minuciosa búsqueda. | Créditos: Hipertextual

Según señalan especialistas, generalmente los impactos de cohetes o naves espaciales no suelen dejar un cráter doble. Para que ello ocurra se necesita o bien un ángulo de impacto bajo o bien dos masas muy distintas en cada extremo del objeto en cuestión. Teniendo la seguridad de que no se trató de la primera opción, la segunda deja en claro que el objeto tenía una conformación que se correspondía con el cohete chino.

Aunque este suceso puede verse como una llamada de atención sobre las consecuencias del aumento de la basura espacial, muchos científicos aseguran que también nos puede dar información casi en tiempo real de cómo reacciona la superficie lunar a este tipo de incidentes, lo que a su vez abre la posibilidad de estudiar y comprender mejor la física de los impactos en el espacio. Esto contribuirá en gran medida a ayudar a los investigadores a interpretar el paisaje árido de la Luna y también los efectos que pueden tener los impactos en la Tierra y otros planetas. 

Sin embargo, si el impacto se hubiese producido sobre un satélite artificial importante o sobre la Estación Espacial Internacional, las consecuencias habrían sido mucho peores por lo que está claro que resulta urgente encontrar la forma de reducir la cantidad de desechos espaciales que se desplazan sin control en las órbitas más próximas a nuestro planeta.

Fuentes e imágenes: MNews e Hipertextual.

Proyectan desarrollar nanosatélites en Misiones

La empresa FANIOT lanzó la primera fase del Programa FANSAT para el desarrollo de nanosatélites con tecnología IOT.

El plan de trabajo de la empresa FANIOT para este 2022 se divide en tres etapas. La primera tendrá como objetivo el desarrollo de antenas para el seguimiento y control de las unidades satelitales. La segunda y la tercera, se centrarán en la construcción de los dos primeros nanosatélites, y del control de misión y lanzamiento, respectivamente. La puesta en órbita de ambos nanosatélites está prevista para fin de año.

Créditos: FANIOT

Ahora bien… ¿Sabés qué es un satélite? En astronomía, un satélite es un objeto que orbita (da vueltas) alrededor de un planeta u otro objeto celeste. Pueden ser satélites naturales -como la Luna es de la Tierra- o satélites artificiales cuando se trata de los que son puestos en órbita por la humanidad y cumplen con algún propósito científico o tecnológico.

Por su parte, los nanosatélites son aquellos satélites cuya  masa va desde 1 kilogramo hasta los 10 kilogramos. Además, su particularidad es que operan en órbitas bajas de entre 400 kilómetros y 1000 kilómetros y asumen misiones muy específicas como la observación de la Tierra y/o sus factores meteorológicos, o funciones de telecomunicaciones, entre otros usos.

Los nanosatélites que prevé desarrollar FANIOT estarán conformados por dos unidades. La primera estará integrada con piezas y partes importadas, mientras que la segunda contará con tecnología 100% argentina que será desarrollada en las instalaciones de FANSAT en la provincia de Misiones y cuyo objetivo será testear su funcionamiento en el espacio. 

Una vez probados sus componentes la función de los dispositivos estará orientada a la recepción y el envío de datos de sensores en Tierra con sistemas embebidos IOT, con cobertura federal y con múltiples aplicaciones en diferentes segmentos de la industria y la educación. En la provincia utilizarán estos dispositivos para medir la humedad del suelo y la cantidad de dióxido de carbono que emite la selva misionera.

El Programa FANSAT, que cuenta con el apoyo económico del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología,  es llevado adelante por el consorcio público privado FANIOT junto a la Universidad Nacional de Misiones.

Enterate más sobre la evolución de este proyecto acá: https://bit.ly/3wnuRN5

Fuente e imagen: FANIOT.

Luces y sombras de otros mundos: ¿Qué dice la ciencia sobre los ovnis y la vida extraterrestre?

POR María Ximena Perez para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

Contribuciones científicas y la exploración espacial en la búsqueda de vida inteligente fuera de la Tierra. Algunas hipótesis y una mirada cultural desde el cielo argentino.

¿Hay vida en otros planetas? Es una pregunta que los humanos intentan responder desde hace siglos y a la que muchos científicos dedican sus investigaciones. “El descubrimiento de otros mundos y la posibilidad de encontrar vida en esos otros mundos es uno de los temas más candentes y primordiales  en ciencia espacial y astronomía”, asegura a la Agencia de noticias científicas de la UNQ Rodrigo Díaz, físico e investigador del Conicet en el Instituto de Ciencias Físicas (ICIFI-UNSAM). Pero, a pesar de que muchos examinaron el firmamento durante décadas en busca de señales de otra civilización, en pleno siglo XXI, solo existen un puñado de hipótesis y algunas teorías

¿Es el ser humano la única civilización avanzada en el Universo?. La ecuación de Drake parece implicar que tal tipo de contacto no es extremadamente raro. Créditos: theconversation.com

De Drake a la teoría de Darwin

La ecuación de Frank Drake, formulada en 1961, se considera la segunda más famosa de la ciencia, después de la de Einstein, y un poderoso motor para un abordaje científico de la búsqueda de vida extraterrestre, al trazar una hoja de ruta de todos los interrogantes que deberían contemplarse para calibrar las chances de contacto. El astrónomo estadounidense formuló su ecuación para calcular qué probabilidad existía de que otra civilización pudiera comunicarse con nosotros. Sus cálculos arrojaron un resultado de 0,00000003 por ciento. Parece una posibilidad mínima, pero el hecho es que Drake fue criticado por arrojar una estimación demasiado optimista. Si se tiene en cuenta que pueden contabilizarse entre 200 y 400 millones de estrellas en la Vía Láctea, la ecuación supondría que hasta 10 civilizaciones de esta galaxia poseerían vida inteligente y serían capaces de comunicarse con los terrestres.

Alan Stern, investigador de la misión New Horizons, que actualmente explora Plutón, y científico planetario en la Universidad de Boulder en Colorado, no duda de que los extraterrestres existen, pero sugiere que podrían vivir confinados en océanos subterráneos de mundos helados, parecidos a algunas de las lunas de Saturno y Júpiter, como Encelado y Europa. Los planetas congelados, con vastos océanos subterráneos atrapados bajo gruesas capas de hielo, son muy comunes. Para Stern, si esos planetas helados albergaran vida inteligente, muy probablemente no podrían establecer contacto con nadie, ni ser escuchados fuera de su entorno acuático, ya que las capas de hielo de la superficie bloquearían sus señales de radio, que no podrían propagarse por el espacio y ser captadas desde otros mundos.

El investigador Héctor Socas Navarro, del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), propone buscar huellas de posibles civilizaciones tecnológicas en lo que se llaman exocinturones de Clarke. El término fue acuñado por el escritor e inventor Arthur C. Clarke para referirse a la banda de satélites geoestacionarios que existe en torno a la Tierra. Y, según el investigador, su presencia podría ser captada en otros planetas si los satélites oscurecieran la luz de estrellas lejanas. 

La teoría propuesta por científicos de la británica Universidad de Oxford, en un nuevo estudio publicado en la revista International Journal of Astrobiology, titulado «Los alienígenas de Darwin», muestra por primera vez cómo la teoría de la evolución puede usarse para saber cómo es y puede desarrollarse la vida extraterrestre, ya que los alienígenas están potencialmente configurados por los mismos procesos y mecanismos que dieron forma a los humanos, como la selección natural. 

Entre OVNIs, UAPs y el Pentágono

El término OVNI suele asociarse con los alienígenas y las formas de vida inteligente provenientes del espacio exterior. No obstante, el nombre indica que se trata de aquellos elementos considerados como Objetos Voladores No Identificados. En mayo pasado, un nuevo capítulo se agregó a la búsqueda de vida extraterrestre, cuando en el Congreso de Estados Unidos, altos mandos del Pentágono informaron el aumento de “fenómenos aéreos no identificados” –UAPs, por sus siglas en inglés– en los últimos veinte años. Fue la primera audiencia de esta clase en medio siglo y el hecho significativo es que los funcionarios de inteligencia de defensa convocados anunciaron que los avistamientos son “frecuentes” y que muchos son “inexplicables”.

Al ser consultado por esta Agencia, Diego Bagú, astrónomo de la Universidad Nacional de La Plata, destaca que los reportes de los avistamientos son de la Fuerza Aérea y están más relacionados con el tema de la seguridad. “Muchos de esos ovnis bien pueden ser objetos de otras potencias. El tema está muy relacionado con la soberanía y la pelea entre naciones y no tanto con lo científico”, dice.

¿Qué lleva al ser humano a creer en vida extraterrestre?

En diálogo con la Agencia, el periodista Alejandro Agostinelli, editor de FactorElBlog.com, responde: “La motivación, el impulso de relacionar lo desconocido que se ve en el cielo con extraterrestres, tiene raíces culturales muy antiguas. Al final es la cultura la que proporciona la información, determina la posibilidad y alienta o no ciertas expectativas.” Y explica que “la idea de la posible existencia infinitos mundos habitados empezó a ser discutida por los filósofos presocráticos y nunca se agotó. Resurgió entre fines del siglo XIX y el siglo XX, con el aporte de teósofos y novelistas científicos, que a veces eran las mismas personas”.

Según el periodista, el interés público por estos temas es real. Sin embargo, siempre conviene actuar con escepticismo. “Hay que escuchar, recopilar, analizar con profesionalismo los testimonios ufológicos o paranormales, más allá de lo extraños que nos parezcan, asesorarse con especialistas científicos competentes para tratar de determinar las causas de estas experiencias y, si esto no es posible, atender a las posibles evidencias que respalden o desmientan las afirmaciones de los protagonistas”, plantea Agostinelli.

¿Hay alguien ahí? Puede que, finalmente, se encuentre una respuesta. O, tal vez, por mucho que la ciencia llegue a descubrir qué hay debajo de cada polvorienta manta de misterio, el ser humano nunca podrá desembarazarse de las explicaciones sobrenaturales.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ