Empiezan las vacaciones, ¿cómo afecta el calor a tu mascota?

Por Adeline Marcos para SINC

Muchos dueños adaptan su destino veraniego a la posibilidad de llevarse de vacaciones a sus perros y gatos, entre otros animales de compañía, protagonistas del #Cienciaalobestia. En esta planificación, los expertos recuerdan cinco consejos para controlar el bienestar del animal en todo momento, ya que las altas temperaturas los afectan más que a las personas.

Algunas regiones pueden superar durante los meses de verano los 40 ºC, una temperatura que pone en riesgo a las personas, sobre todo los mayores y los niños, pero también a los animales de compañía, que, por su sistema de regulación de temperatura corporal, lidian peor con el calor. Y esto tiene una explicación biológica.

Los mamíferos sudan para regularse, pero aunque la mayoría de ellos tiene un número variable de glándulas sudoríparas, estas pueden ser muy escasas o incluso no llegar a ser funcionales. “Los perros apenas producen sudor, y emplean el jadeo como mecanismo de regulación de la temperatura. Otros, como los conejos, directamente carecen de glándulas sudoríparas”, explica a SINC Fernando Esperón, profesor del Grado en Veterinaria de la Universidad Europea.

Además de la sudoración, lo que nos diferencia de nuestras mascotas es el pelaje. Al tener escaso, los humanos logramos termorregular, sobre todo el calor –aunque parezca paradójico, gracias a la ropa que llevamos. En el caso de las mascotas, la pérdida de pelo en los meses previos al verano les prepara ante el calor, pero como el pelaje no desaparece del todo, “las altas temperaturas les pueden afectar incluso más que a los humanos”, recalca Esperón.

Por esta razón, desde diferentes organizaciones veterinarias, como The Humane Society of the United States, se ofrecen recomendaciones a los dueños para tener a sus mascotas seguras en todo momento durante el verano.

Foto: Pixabay

1. Reconocer los signos de insolación

¿Cómo reconocer que nuestras mascotas sufren por el calor? Según expertos de la organización estadounidense, algunos signos de insolación son el jadeo intenso, los ojos vidriosos, la aceleración de los latidos del corazón, dificultad para respirar, sed excesiva, letargo, fiebre, mareo, falta de coordinación, salivación profusa, vómitos, lengua de color rojo intenso o morado, convulsiones y pérdida de conocimiento.

“Los síntomas son variados e inespecíficos, en función de la gravedad del cuadro”, dice el experto. En el caso de los perros, el primer signo suele ser un jadeo excesivo. “Se puede observar en los inicios un exceso de salivación e incluso presentar convulsiones”, advierte.

Los perros también pueden sufrir insolaciones y sus mucosas se pueden volver azuladas (cianosis). “En casos más graves podemos encontrar signos digestivos, como vómitos y diarrea o incluso pueden entrar en shock”, señala Esperón. Una insolación muy fuerte puede llegar a coagular parcialmente las proteínas de la sangre, causando problemas de coagulación y trombos.

2. Cuidado con las razas de hocico chato

A esto se añaden factores como la raza (sobre todo los bóxers, los carlinos, los shih tzus y otros perros y gatos de hocico corto), la edad o la presencia de enfermedades crónicas, como problemas cardíacos o respiratorios, que pueden volverles más susceptibles al calor, en el caso de los canes.

“También es muy importante saber que no todos los perros tienen la misma resistencia al calor. Por ejemplo, los perros de razas braquicéfalas (aquellos denominados “chatos”, como los Bulldog, por ejemplo) son muy susceptibles a los golpes de calor. Por supuesto, los cachorros y los animales geriátricos también son altamente susceptibles”, subraya a SINC el veterinario.

Sin embargo, entre las mascotas, los conejos son probablemente los animales que soportan peor los cambios bruscos de temperatura. “Pero en las condiciones habituales de los hogares, estos cambios de temperatura no son lo suficientemente bruscos como para que, en general, puedan producir un golpe de calor”, señala Esperón.

3. Evitar paseos en horas de más calor

Como durante las vacaciones se realizan más actividades al aire libre y se tiene más tiempo de ocio con los animales de compañía, los expertos coinciden en que la principal recomendación para prevenir los golpes de calor y la insolación excesiva de nuestras mascotas es evitar pasearlos a las horas de mayor temperatura.

En estos meses “las horas de alimentación y paseo pueden cambiar de forma radical, y el mayor riesgo, aparte de que el animal salga a las horas de mayor temperatura, es la deshidratación. Durante los meses estivales las necesidades de hidratación son muy superiores”, recalca Esperón. Siempre que se pueda se debe llevar consigo agua para evitar que el perro se deshidrate.

Foto: Pixabay

Con el ejercicio de la mascota es necesario también prestar especial atención. “Ajuste la intensidad y la duración del ejercicio en función de la temperatura”, aconsejan desde The Humane Society of the United States. En días muy calurosos, los dueños deben limitar el ejercicio a las primeras horas de la mañana o de la noche, y tener especial cuidado con las mascotas de orejas blancas, más susceptibles de padecer cáncer de piel, y con las de nariz corta, que suelen tener dificultades para respirar.

4. Siempre sombra y agua fresca y limpia

Por otra parte, los animales deben de tener acceso permanente a sombras y a agua fresca. “Los bebederos siempre deben de tener agua fresca y limpia, como debería de ser a lo largo de todo el año, pero es muy probable que estos se vacíen más rápido”, subraya el experto español. El agua tiene que estar disponible tanto fuera como dentro.

También es importante que la mascota lleve dentro o fuera de casa una envoltura corporal, un chaleco o una esterilla refrescantes. Si al perro no le estresan los baños, se puede remojarlo en agua refrescante.

La sombra de los árboles y las lonas son ideales porque no obstruyen el flujo de aire. “Una caseta para perros no alivia el calor; de hecho, lo empeora”, dicen desde la organización estadounidense.

5. No dejarlos nunca en el coche

Otro aspecto que preocupa a los veterinarios es el momento del transporte, sobre todo en coche. “En condiciones normales, con aire acondicionado o las ventanas abiertas no debería de haber problemas, salvo en las paradas para descanso. Lo ideal es que la mascota también salga con los propietarios del vehículo”, explica Esperón.

En ese momento, el experto señala que se debe aprovechar para pasear al perro e hidratarlo. “Este último punto es fundamental”, recuerda. En el caso de tener que dejar la mascota en el coche, los descansos deberían hacerse en horas de menos calor y minimizar el tiempo, así como aparcar en sombra y dejar las ventanas abiertas. “También intentar observar al animal cada poco tiempo”, asevera el veterinario.

Sin embargo, desde las organizaciones no recomiendan dejar al animal en el coche: “Ni siquiera con el coche en marcha y el aire acondicionado encendido”, advierten desde The Humane Society. En un día caluroso, la temperatura en el interior de un vehículo puede aumentar en 10 minutos de 29 ºC a 39 ºC, incluso con las ventanas abiertas. Al cabo de 30 minutos, la temperatura podría alcanzar los 49 ºC.

Finalmente, además de todas estas pautas para proteger a las mascotas, los expertos señalan que en el caso de no poder desplazarse con el animal se deje en residencias de animales o casas de amigos o familiares. El abandono es otra situación que se produce en verano.

Fuente: SINC.

Otro turismo en Argentina: ¿es posible penetrar El Impenetrable?

POR Luciana Mazzini Puga para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

A través del turismo de naturaleza, Chaco ofrece a los viajantes conocer su flora y fauna, así como también la importancia de proteger la biodiversidad frente a la caza y la tala de árboles.

Argentina ofrece propuestas muy diferentes a la hora de armar un viaje: el mar, las montañas, las cataratas, los bosques, y, en términos de clima, el frío del sur o el calor norteño. Una nueva opción que surge desde las tierras chaqueñas es penetrar El Impenetrable e introducirse en la mismísima selva: afrontar su amplitud térmica con 26º de día y 5º de noche, convivir con su fauna –tapires, charatas, loros habladores, cardenales, yaguareté, conejos de los palos, águilas negras– y su flora –algarrobo, palo santo, quebracho, timbó–, avistar y navegar el Río Bermejito y el Río Bermejo y conocer sus platos típicos: chivo, algarroba, mamón, doca. En definitiva, el Gran Chaco ofrece un turismo de naturaleza. De la mano de la Fundación Rewilding Argentina, la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ pudo visitarlo y traer la experiencia a sus lectores y lectoras.

A través de caminos vehiculares, senderos peatonales (como el “sendero de la selva”) y miradores (como el “Mirador Los Corrales”), en el Parque Nacional El Impenetrable los turistas pueden conocer la fauna y flora local y reflexionar sobre la importancia de protegerlos. En ese sentido, la conservación de la biodiversidad dio algunos frutos: ya se ha registrado la llegada de un yaguareté macho llamado Qaramta (nombre Qom que significa “difícil de destruir”) proveniente de los Esteros del Iberá, así como también la aparición de una nutria en la Laguna El Breal, animal que no se veía por estas tierras desde hace más de cien años.

El camping La Fidelidad está inserto dentro del Parque Nacional El Impenetrable. Créditos: Miranda Volpe / Fundación Rewilding Argentina

Respecto al clima del lugar, debido a su amplitud térmica, los visitantes pueden experimentar el calor –entre 26 y 28º– en pleno invierno. Tal es así que una de las primeras recomendaciones a la hora de viajar es que la vestimenta sea tipo “cebolla”, es decir de lo más a lo menos abrigado. Asimismo, lejos de lo que se cree, los mosquitos no se hacen presentes, aunque sí es necesario llevar repelente por diminutos insectos que pueden causar picaduras pequeñas.

Proteger, proteger y proteger

La importancia de conservar la biodiversidad en un lugar de abundante vegetación como es El Impenetrable se ve en los resultados. Además de la aparición del yagaureté macho y de la nutria, la Fundación Rewilding registró hasta el momento dentro del parque 20 especies de hongos, 497 especies de plantas, 587 especies de artrópodos, 72 especies de peces, 36 de anfibios, 51 de reptiles, 345 de aves y 58 de mamíferos. Algunas de estas especies no se conocían en la provincia de Chaco.

Conejo de los Palos en El Impenetrable. Créditos: Luciana Mazzini Puga / Agencia de Noticias Científicas UNQ

Asimismo, cuenta con el proyecto de conservación y restauración de especies extinguidas como el yaguareté, la tortuga yabotí y el ciervo de los pantanos.

Al otro lado del Bermejo

Los límites del Parque Nacional El Impenetrable son el Río Bermejito y el Río Bermejo, siendo este último la frontera que divide Chaco de Formosa. Hasta 2011 las tierras del actual Parque pertenecían a los hermanos Luis y Manuel Roseo, que realizaban caza, ganadería y tala de árboles. Tras la muerte por causas naturales del primero y el asesinato del segundo, las tierras de la ex estancia La Fidelidad pasaron a manos del Estado.

Casco de la ex estancia La Fidelidad. Créditos: Luciana Mazzini Puga / Agencia de Noticias Científicas UNQ

Tras la insistencia de organizaciones ambientales y luego de un largo proceso legal, en 2014 se creó el Parque Nacional El Impenetrable pero únicamente del lado chaqueño. Las tierras de la ex estancia que se extendían hasta Formosa aún continúan desprotegidas y en la actualidad son parceladas para su uso forestal y ganadero.

La Fidelidad

Para hacer frente a la pesca en el Río Bermejo desde el lado formoseño, la Administración de Parques Nacionales, la Fundación Rewilding y el Instituto de Turismo de Chaco instaló un camping llamado “La Fidelidad”, como el nombre de la ex estancia, como forma de vigilar y cuidar la biodiversidad marina.

A dos kilómetros del casco histórico de la ex estancia, el camping es administrado por sus pobladores locales, es de acceso gratuito y ofrece estructuras de madera –para evitar la degradación del suelo– destinadas a la instalación de carpas propias de los turistas o el alquiler de las mismas con catres y bolsas de dormir incluídas. Al igual que en el resto de la región de El Impenetrable, el sistema de electricidad funciona a partir de paneles solares.

El Parque Nacional El Impenetrable fue creado en 2014. Créditos: Luciana Mazzini Puga / Agencia de Noticias Científicas UNQ

En definitiva, el Gran Chaco ofrece otro tipo de turismo desde y para la naturaleza, donde los visitantes aprenden la importancia de proteger la biodiversidad terrestre y marina, y desalentar la deforestación y la cacería.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 

 

¿Por qué el 31/12 es fin de año?

Es fin de año, momento de festejos, brindis, reuniones, balances y rituales. En esta ocasión desde TEC nos preguntamos: ¿por qué sucede en esta fecha y no en otra?

Desde el punto de vista astronómico, ni el 31 de diciembre ni el 1 de enero ocurre nada especial para decir que es ahí donde termina un año y comienza el otro. Sin embargo, que la duración exacta del año sea de 365 días (o 366 para los bisiestos) -que termina a la medianoche del 31 de diciembre y que comienza el 1 de enero- es una construcción social resultante de una convención establecida en un momento histórico determinado

Desde la antigüedad, los grupos humanos usaron los calendarios como herramienta para sistematizar el paso del tiempo y organizar cronológicamente actividades sociales, religiosas, comerciales y administrativas. El calendario nos ayuda a dar cuenta de fechas destacables, hechos históricos y, en las sociedades agrícolas, por ejemplo, de períodos de siembra y cosecha. Los primeros sistemas que desarrollaron las diversas culturas para medir el tiempo, se basaron en observaciones astronómicas de la Luna, el Sol y las estrellas. A partir de estas, se estructura el tiempo en períodos o unidades naturales: el día, la lunación (o mes) y el año solar.

El calendario juliano o romano fue introducido por Julio César en el año 46 a.C., quien -asesorado por el astrónomo Sosígenes de Alejandría- reemplazó el calendario lunar por el solar de 365 días y un cuarto. Este calendario sirvió para contar el paso de los años y la historia en Europa hasta fines del siglo XVI. Desde la Edad Media varios astrónomos se dieron cuenta de que con esa forma de medir el tiempo se producía un error acumulado de unos 11 minutos y 14 segundos cada año. Fue cuando en 1582 el Papa Gregorio XIII promovió la reforma del calendario intentando corregir esos errores de cálculo. Esta reforma se estableció a pesar de la disconformidad de los ciudadanos quienes reclamaban a la Iglesia por el «robo de 10 días de vida». Fue así como el 4 de octubre de 1582 se marcó el fin del calendario juliano eliminando 10 días para ajustarlo al calendario «gregoriano» por lo que el día siguiente pasó a ser 15 de octubre de 1582.

1582, el año en el que octubre duró 21 días. Créditos imagen: NatGeo

Desde ese momento, el calendario gregoriano o moderno, es el año «común» de 365 días, y cada 4 años hay un año bisiesto, de 366 días. Esto se debe a que la duración real del año astronómico es de 365,25 días. Por tanto, se denomina año, al tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa alrededor del Sol; mes, al tiempo aproximado en que la Luna completa una órbita alrededor de la Tierra; y día, al tiempo que tarda la Tierra en realizar una rotación entera sobre su eje.

Si bien el calendario gregoriano (introducido por el cristianismo) fue el protagonista en el mundo occidental, los calendarios lunar y solar también se reconocen en algunas celebraciones. En su origen, este calendario sólo fue adoptado por los países católicos, y la transición de un calendario al otro tardó dos siglos. Con el paso del tiempo y debido al poderío europeo, el gregoriano se constituyó en el sistema de medición del tiempo utilizado prácticamente en todo el mundo. Con su aceptación, se mantiene la costumbre, y la celebración basada en continuar con el significado religioso iniciado a partir de la Edad Media. La expansión de la cultura occidental al resto del mundo durante el siglo XX, implicó que el Año Nuevo se constituya en uno de los principales festejos del planeta convirtiendo al 1° de enero en una fecha de carácter universal, incluso en países con sus propias celebraciones de Año Nuevo (por ejemplo, China).

Actualmente se estima que existen unos cuarenta calendarios en uso. Muchas civilizaciones continuaron usando calendarios lunares y lunisolares para determinar festividades religiosas, como la Semana Santa o el Ramadán, y otras como el Año Nuevo Chino, el Divali hindú, o el Rosh Hashaná judío. El islámico es un calendario lunar puro, mientras que entre los calendarios lunisolares se encuentran: el calendario hebreo, el maya, el azteca, el budista, el hindú, el chino, el tibetano, el vietnamita, el mongol, el coreano y el japonés. Y lo eran los antiguos calendarios helénico y babilonio.

Reloj astronómico de Praga

¿Cuáles son algunos de los rituales que se realizan en Argentina para festejar el Fin de Año?

En el mundo existen determinados rituales para festejar este día. En Latinoamérica provienen de costumbres traídas por la colonización española, los pueblos originarios y la inmigración. Los hay por ejemplo, desde rituales de quema de muñecos, ponerse una prenda interior de color rojo hasta de comer las “doce uvas de la suerte”.

Desde la década del 50, en La Plata, Berisso y Ensenada se adoptó la costumbre de quemar muñecos, en los últimos minutos del año viejo y las primeras horas del año que comienza. Se cree que esta costumbre tiene orígenes celtas o en antiguos rituales paganos europeos. Aunque, algunos señalan que su origen proviene de los aborígenes latinoamericanos, quienes hacían el ritual en repudio hacia los conquistadores. El año viejo se quema simbolizando todas las cosas negativas como una forma de liberar los malos augurios y de espantar las malas energías.

También está el ritual de las “doce uvas de la suerte”, que se comen durante las doce campanadas y que se deben comer mientras se piden 12 deseos para el año nuevo.

En otros países existen rituales como: comer lentejas para atraer la abundancia o salir a correr con valijas, para desear tener un año con muchos viajes. Algunas personas tiran agua por la ventana hacia la calle como una forma de deshacerse de las malas ondas del año que termina. También están quienes rompen platos, o procuran tener dinero en sus bolsillos y zapatos a la medianoche como una forma de asegurarse prosperidad para el Año Nuevo.