Comprueban la estimulación cerebral profunda como terapia para mejorar la depresión grave

La realización del estudio combinó un trabajo interdisciplinario entre investigadores en salud mental y neurocirujanos para ofrecer esta alternativa terapéutica dirigida a los pacientes con trastornos depresivos graves.

Un nuevo estudio publicado por un equipo científico del instituto de investigación del Hospital Sant Creu i Pau de Barcelona en la revista The Journal of Clinical Psychiatry, demostró que la estimulación cerebral profunda del giro subcalloso cingulado es efectiva en el largo plazo en pacientes con depresión resistente a los tratamientos convencionales.

La depresión, cuyos síntomas se calcula que pueden alcanzar a casi 300.000.000 de personas en todo el mundo, es una de las principales causas médicas de discapacidad. Generalmente, los tratamientos convencionales tienen éxito, sin embargo se estima que para entre un 15 y un 20 por ciento de los pacientes no son suficientes ya que esta enfermedad continúa evolucionando hasta su más grave expresión: la depresión crónica. Esta forma de depresión resistente, presenta un riesgo de discapacidad funcional mucho mayor y tiene tasas más elevadas de complicaciones e incluso de mortalidad.

El estudio es el resultado del seguimiento de pacientes más extenso de la historia, quienes recibieron estimulación cerebral profunda del giro subcalloso cingulado de forma crónica durante un período de hasta 11 años (desde enero de 2008 hasta junio de 2019). Durante todos esos años se recopilaron datos demográficos, clínicos y del funcionamiento general de cada paciente para compararlos con los datos obtenidos antes de la cirugía.

La técnica de estimulación cerebral profunda consiste en la realización de una cirugía para implantar electrodos ultrafinos en el cerebro que se conectan por cables que van por debajo de la piel hasta un neuroestimulador que se coloca normalmente en la región pectoral o abdominal del paciente. Este dispositivo genera impulsos eléctricos, que correctamente modulados pueden restablecer el funcionamiento de circuitos cerebrales que resultan clave en la persistencia de un cuadro depresivo grave. Para la colocación de los electrodos se requiere de un estudio previo de neuroimagen minucioso ya que la intervención quirúrgica requiere de enorme precisión y complejidad. Adicionalmente, luego de la práctica, los pacientes requieren de un plan de intervención farmacológico, psicoterapéutico y rehabilitador integral complementario.

En este marco, pacientes sometidos a este tratamiento experimentaron mejoras clínicas sostenidas con resultados que muestran una importante disminución de los síntomas depresivos a lo largo del tiempo, alcanzando hasta un 75% de pacientes que respondieron al tratamiento y un 50% que pudieron alcanzar finalmente la reducción de los síntomas por debajo del umbral considerado patológico.

La disminución de la frecuencia de las recurrencias depresivas o la atenuación de la intensidad de los síntomas representan un suceso muy importante para los pacientes quienes pueden volver a disfrutar de su tiempo de ocio o de su vida social y familiar, en algunos casos, como era antes del inicio de la enfermedad. Los efectos no son inmediatos, pero suelen ser percibidos a lo largo de los primeros meses, calculado en una media de 139 días después de la intervención quirúrgica.

Fuente: Infobae.

Dentro del reactor, a 14 metros de profundidad: el operativo para reparar la Central Nuclear Atucha II

La intervención fue realizada íntegramente por personal de la empresa Nucleoeléctrica Argentina utilizando las herramientas y los procedimientos de ingeniería diseñados por la compañía junto a proveedores locales.

Corría el mes de octubre de 2022 y en las instalaciones de la Central Nuclear Atucha II, personal especializado se disponía a realizar inspecciones de rutina. Durante la tarea, el equipo detectó que uno de los cuatro separadores internos del reactor de Atucha II se había desprendido y desplazado de su lugar de instalación. Si bien el inconveniente se trataba de una falla mecánica de la central que no implicaba riesgos para la seguridad de las personas o el ambiente, se evaluó la necesidad de diseñar un operativo especial para realizar su reparación y se decidió interrumpir el funcionamiento de la central.

Central Nuclear Atucha II. Foto/créditos: Nucleoeléctrica Argentina.

Para planificar y llevar a cabo el operativo se conformó un equipo científico técnico interdisciplinario que mediante estudios mecánicos, hidráulicos y el análisis de variables documentadas, comenzó por realizar un diagnóstico preciso de la situación. Luego de ese proceso, se definió que se realizaría la extracción del separador, pero antes de abordar esta tarea, se comenzó a considerar el uso de métodos de ingeniería de última generación para la implementación de herramientas robóticas y tecnológicas que permitieran realizar la reparación optimizando los tiempos y la seguridad de los trabajadores involucrados. Además, las estrategias debían contemplar un desafío más, dado que el separador desprendido se encontraba a 14 metros de profundidad dentro del reactor, por lo que fue necesario que el diseño de los dispositivos fuera desarrollado teniendo en cuenta esta condición.

Así las cosas, mediante la intervención de un equipo multidisciplinar se procedió al diseño de todo el instrumental necesario para realizar el procedimiento, entre otros, una la herramienta de corte, un dispositivo de sujeción, una pinza de agarre, un canasto para colocar y extraer la pieza y un equipo de iluminación y visión para poder monitorear la maniobra. Para la fabricación de todas estas piezas, se trabajó en conjunto con empresas proveedoras nacionales.

Antes de la reparación se desarrollaron equipos de tecnología y herramientas especiales. Foto/créditos: Nucleoeléctrica Argentina

Con todos estos pasos previos cumplidos, y con el objetivo de practicar las maniobras de corte y extracción y poder probar las herramientas y los métodos desarrollados, se diseñó, fabricó e instaló un modelo a escala real del sector del reactor en el que se realizaría la intervención. Esto fue fundamental para el entrenamiento del personal que estaría encargado de realizar la tarea. 

Finalmente a principios del mes de julio, el personal realizó los trabajos de corte y extracción del separador de manera exitosa, resolviendo el desperfecto mecánico detectado en la inspección y dió por finalizada la etapa más desafiante de la reparación

La intervención fue realizada íntegramente por personal de la empresa Nucleoeléctrica Argentina. Foto/créditos: Nucleoeléctrica Argentina.

Habrá una próxima etapa que estará enfocada en la implementación de mejoras en el diseño de la planta para reforzar la fijación de los separadores restantes, antes del retorno a la operación segura de la central.

Te compartimos esta brillante explicación:
@jdragones

La reparación de Atucha II fue un hito fascinante de ingeniería que me llena de orgullo y quería compartirlo con un video! 🤔 Qué pasó? Un disco se desprendió de su lugar original y estaba bloqueando un canal refrigerante en el reactor, así que había que sacarlo. 🤷‍♀️ Por qué tanto lío? El agujero por donde había que sacarlo era mucho más chico que el disco y no existían herramientas para cortarlo y sacarlo a tanta profundidad y con agua irradiada. 🦾 Qué se hizo? Se crearon las herramientas que no existían y se resolvió el problema, asegurando además otras piezas para que no vuelva a suceder. 🧠 Qué nos dejó? Muchísimo conocimiento, experiencia y herramientas de última generación que ahora son parte de la industria nacional ❤️🇦🇷 Gracias @nucleoelectricaargentina por permitirme observar el proceso y compartirlo!

♬ original sound – Juli Romero
¿Sabés cómo funciona una central nuclear? Mirá este video:

¿Tenés un TOC? Tenés un desequilibrio neuroquímico en tu cerebro

Una investigación realizada por científicas y científicos de la Universidad de Cambridge y publicada en la revista científica Nature Communications adjudica la base de los comportamientos compulsivos a un desequilibrio de neurotransmisores en dos áreas específicas del cerebro.

Según especialistas, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) se manifiesta como un patrón de pensamientos y miedos no deseados recurrentes que provocan comportamientos repetitivos. Quienes lo padecen son víctimas de un gran sufrimiento emocional y, las conductas adoptadas, interfieren con el normal desarrollo de sus actividades diarias. Además, pese a los esfuerzos que puedan realizar los pacientes por ignorar o anular dichos pensamientos o impulsos, estos vuelven una y otra vez. Es así como el TOC funciona como un círculo vicioso que, una vez activado tiende a empeorar, y del que cada vez resulta más difícil salir. Es por esto que la comprensión del trastorno obsesivo compulsivo resulta fundamental para la comunidad psiquiátrica.

Foto/créditos: Getty Images

Para dimensionar la importancia de estos padecimientos es importante conocer la diferencia entre obsesiones y compulsiones y cuáles son sus síntomas más frecuentes. Las obsesiones se presentan como ideas recurrentes. Pueden relacionarse con casi cualquier temática que genere ansiedad en los pacientes, por ejemplo, la contaminación ambiental o la crisis económica. También pueden manifestarse como dudas repetitivas como haber cerrado la puerta principal de casa con llave o haber desenchufado la plancha. A su vez, pueden ser impulsos malignos (como hacer daño a un niño), o impropios como gritar obscenidades en un evento social, y hasta fantasías sexuales. Ante estas obsesiones, quienes las sufren recurren a las compulsiones para intentar neutralizarlas a través de acciones concretas, es decir, las compulsiones se manifiestan como comportamientos como pueden ser el lavado recurrente de las manos o el ordenamiento y disposición de objetos de determinada manera, entre otros síntomas. También pueden ser actos mentales como contar y repetir o hasta rezar.

Si no se les da tratamiento -se aconseja la terapia cognitiva conductual de tercera ola o tercera generación- estas obsesiones y compulsiones pueden desestructurar gravemente la vida de quienes las padecen e interferir en sus ámbitos sociales, laborales y académicos, entre otros aspectos de la vida cotidiana.

En el estudio, realizado por un equipo de la Universidad de Cambridge, se compararon los niveles de neurotransmisores en dos regiones diferentes del cerebro en personas que sufren TOC, con los niveles que presentaron personas sin este padecimiento, que no consumen ningún tipo de medicación psiquiátrica y sin antecedentes de afecciones mentales y neurológicas. Así descubrieron que los pacientes con TOC tenían niveles superiores del neuroquímico “glutamato” e inferiores del neurotransmisor “GABA” en el córtex cingulado anterior de sus cerebros en comparación con quienes no sufren esta condición.

El glutamato es un químico que excita las neuronas facilitando los impulsos eléctricos para transmitir información por las redes cerebrales, mientras que GABA sirve para contrarrestar sus efectos y mitigar la excitación neuronal para brindar el equilibrio necesario.

A su vez, los investigadores descubrieron que a mayor nivel de glutamato presente en la región motora suplementaria del cerebro, tanto los pacientes con TOC como aquellos con tendencias compulsivas más leves, presentaban mayor inclinación hacia la realización de comportamientos habituales compulsivos

Anteriormente se pensaba que el TOC se producía por un desequilibrio de la serotonina por lo que se trataba desde el punto de vista biológico a partir de la administración de inhibidores de recaptación de la serotonina y a través de tratamientos psicológicos, psicoanalíticos y/o neurocognitivos complementarios. Sin embargo, a partir de los resultados del estudio y de la nueva teoría científica planteada, se abren innumerables posibilidades de explorar y desarrollar nuevas estrategias de medicación basadas en los fármacos disponibles para la regulación del glutamato.

Fuente: Infobae.