Basura espacial: ¿Un problema del presente o del futuro?

Se trata de toneladas de materiales artificiales que orbitan en el espacio y que, si bien no representan un problema en el presente inmediato, podrían llegar a convertirse en un desafío para las agencias espaciales en el futuro.

Según datos de la Agencia Espacial Europea (ESA), desde el inicio de la carrera espacial en 1957 hasta la actualidad, se lanzaron al espacio alrededor de 10.100 toneladas de tecnología entre aproximadamente 6.250 cohetes que pusieron unos 13.630 satélites en diferentes órbitas terrestres. De todos estos satélites se calcula que aproximadamente 8.840 aún se encuentran orbitando en el espacio y unos 6.200 están en funcionamiento. Pero ¿qué pasa con los 7.430 restantes que por diversas razones no son funcionales? ¿Y con los restos de los cohetes que los pusieron en órbita?

Créditos: Gaceta UNAM

 

Especialistas en el tema aseguran que muchos de estos satélites “muertos” -que terminaron su vida útil- y las partes de los cohetes que los pusieron en órbita pueden demorar decenas, centenas o miles de años en salir de sus órbitas dependiendo de a qué distancia de la Tierra se encuentren. Además, estos objetos pueden sufrir desprendimientos, explosiones y colisiones que pueden transformarlos en piezas más pequeñas. 

A todos estos materiales se los conoce como “desechos espaciales” o “escombros espaciales” que por definición son todos los objetos artificiales que orbitan en el espacio y que no tienen ningún tipo de utilidad. Se calcula que estos desechos están compuestos por 36.500 escombros mayores a 10 centímetros; 1.000.000 de entre 1 y 10 cm; y 130.000.000 de entre 1 milímetro y 1 centímetro. Estos escombros continúan en órbita y viajan a velocidades de 8 kilómetros por segundo (a esa velocidad llegaríamos desde Ushuaia a La Quiaca en menos de 10 minutos) pudiendo colisionar y averiar satélites en funcionamiento generando más basura por los desprendimientos de cada impacto. Internet, telecomunicaciones, sistemas de GPS, servicios de seguridad militar, dispositivos de investigación científica o ambiental y muchos otros servicios dependen diariamente de satélites para su correcto funcionamiento y a partir del aumento de la actividad espacial y de la basura que genera se incrementan las probabilidades de que éstos sufran desperfectos. Incluso, en el peor de los casos, podrían chocar con naves tripuladas poniendo en grave peligro las vidas de los astronautas.

A su vez, las pérdidas económicas relacionadas a la reparación de los satélites o su reemplazo podrían ser significativas. Asimismo, si la basura continúa acumulándose en la órbita terrestre, se llegaría al punto en el que los cohetes comenzarán a tener dificultades para salir de la atmósfera, provocando una desaceleración en las misiones de exploración espacial. 

En la actualidad, las agencias espaciales están buscando una solución a este problema. Las iniciativas incluyen brazos mecánicos para recolectar la basura o redes que puedan atraparla y lanzarla nuevamente hacia la Tierra para que se incinere durante su reingreso a la atmósfera. 

 

Créditos: ClearSpace

La Agencia Espacial Europea junto con la empresa ClearSpace prevén lanzar en 2025 la nave ClearSpace1 que contará con equipo especializado para recoger restos dejados por otras misiones espaciales. Por su parte, la NASA inició un programa denominado ELSA (End-of-Life Services by Astroscale demonstration)– con la intención de probar la eficacia de diversas tecnologías para recuperar desechos espaciales.

El futuro de este problema mundial debe ser encarado como tal y está en manos de cada actor -agencias espaciales públicas y privadas, organismos internacionales, y gobiernos- ya que la atmósfera no conoce de fronteras y la basura espacial tampoco. Debemos empezar a considerar al espacio como a cualquier otro recurso natural, que a pesar de ser enorme en tamaño es limitado, y si se usa sin medida puede agotarse.

Fuente: Gaceta UNAM y ESA.
Imágenes: Gaceta UNAM y ClearSpace.

¿Una base marciana en Argentina?

En una colaboración entre el gobierno de La Rioja y la empresa FANIoT se busca construir en la provincia cuyana un complejo de domos para simular experiencias en condiciones similares a las del planeta rojo.

¿Sabías que La Rioja posee uno de los ambientes más similares a la superficie de Marte en el mundo? Es por eso que, en el parque natural Los Colorados, se desarrollará una iniciativa denominada «Proyecto Solar 54» para que distintas agencias espaciales del mundo puedan hacer pruebas e investigaciones.

¿En qué consiste la base marciana? El proyecto Solar 54 cuenta con seis domos; uno para el cultivo de vegetales con un sistema hidropónico indoor; otro para ensayo y desarrollo de nanosatélites; y tres destinados a alojamiento, cocina y recreación. En el domo central se ubicará la estación terrena para comunicación satelital y control de misión, que contará con un sistema general de experimentación de las condiciones del planeta rojo. Esta base de pruebas será la primera de América Latina y la onceava de su tipo en el mundo. En cuanto a materiales, cada domo se construye utilizando piezas en forma de pentágonos y hexágonos que se encastran logrando de este modo hacer más eficiente el desarrollo de la estructura y reduciendo los tiempos de implementación. Además, se desarrolló un sistema robótico que colecta el suelo del planeta rojo lo mezcla con aceites vegetales y utilizando alta presión forma las piezas que luego son ensambladas mediante otro robot.

¿Quiénes llevan adelante la iniciativa? La directora de Innovación de FANIoT, Ayelén Ebene y el secretario de Ciencia y Tecnología de La Rioja, Hugo Vera. Se tuvieron en cuenta los antecedentes de la provincia en cuanto a la colaboración aeroespacial impulsada por la base de Chamical, creada en la década del ´60. Se trata de un Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados. En cuanto al proyecto Solar 54 se lleva adelante en estrecha vinculación con la comunidad que vive allí y se llevaron a cabo un grupo de estudios de impacto ambiental para no afectar negativamente el ambiente. Toda la infraestructura funcionará con energía solar y generará todos los recursos necesarios para su funcionamiento en el mismo espacio, por lo que la huella de carbono será casi neutra.

Ebene aseguró que este proyecto se gestó con un gran espíritu colaborativo con la intención de que todas las agencias espaciales del mundo participen de misiones análogas a Marte en Solar 54. La idea es que cada agencia pueda tener su propio domo y se repliquen en distintas partes de la Tierra para trabajar en conjunto en actividades afines a la colonización del planeta rojo.

Fuente y foto: Télam 

Gran Chaco: De qué trata el proyecto para reintroducir el yaguareté, virtualmente extinto

POR Luciana Mazzini Puga para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

Por primera vez en la historia, un equipo científico consiguió la reproducción de un macho libre con una hembra de cautiverio. El temor a la cacería y la relación con los humanos.

En el Gran Chaco, el yaguareté se encuentra virtualmente extinto. Los últimos registros de la especie corresponden a machos solitarios que caminan extensos territorios en busca de hembras para aparearse y muchos de ellos han sido cazados. En 2019, la Fundación Rewilding Argentina detectó las huellas de un yaguareté macho, posteriormente bautizado Qaramta, y, un año más tarde, se realizó por primera vez en la historia la unión del macho silvestre con una hembra de cautiverio, que tuvo como resultado el nacimiento de dos cachorros. La Agencia de Noticias Científicas de la UNQ visitó la estación de campo El Teuco, ubicada dentro del Parque Nacional El Impenetrable, para conocer el proyecto.

La hembra yaguareté Isis mantiene dentro del área protegida al macho Qaramta. Créditos: Luciana Mazzini Puga / Agencia de Noticias Científicas UNQ

Qaramta aún es el único yaguareté libre que habita el Parque Nacional El Impenetrable. Para evitar su caza y que sea protegido, los biólogos y biólogas siguen su recorrido mediante un collar satelital. 

Qaramta es el único macho libre en el Parque Nacional El Impenetrable. Créditos: Foto cámara trampa / Fundación Rewilding Argentina

Gerardo Cerón, coordinador de conservación en la Fundación Rewilding Argentina, comentó a la Agencia que “Qaramta tiene una relación de temor y de esquivo con los humanos. Nosotros lo tomamos como si fuese un fantasma: puede ser que en este momento nos esté viendo y no lo sepamos. De hecho, cuando viene a visitar a sus cachorros o a Tania (la hembra) lo sabemos no sólo por las cámaras trampa sino también por las huellas que deja”.

Cerón cuenta que una vez que tuvo a los cachorros, Qaramta se alejó por varios días. Ante el miedo de que pueda ser cazado, el equipo biólogo trajo desde los Esteros del Iberá a otra hembra de cautiverio llamada Isis para que el macho se sienta atraído. Sin embargo, aún no hubo apareamiento: sucede que al ser criada en cautiverio, tiene más afecto por los humanos y rechaza al macho Qaramta. No obstante, su presencia sirve para que este no se aleje de la zona protegida.

Árbol genealógico

El cruce entre distintos individuos tiene como objetivo que crezca la familia Yaguareté en El Impenetrable. En 2019, apareció Qaramta –nombre Qom que significa “difícil de destruir”–, de 114 kilos, que permitió el cruce, por primera vez en la historia, de un macho silvestre con una hembra de cautiverio llamada TaniaDe este apareamiento nacieron dos cachorros: Nala –nombre Qom que significa “sol”– y Takajay –de origen wichí, quiere decir “fuerte y valiente”–. Posteriormente, Qaramta fue liberado aunque visita a sus cachorros de manera frecuente.

Los cachorros Takajay y Nala recién nacidos. Créditos: Gerardo Cerón / Fundación Rewilding Argentina

Al cumplir el año, Nala y Takajay fueron separados de su madre para que continúen con su crecimiento. El contacto con los humanos está prohibido puesto que, una vez crecidos, serán liberados para continuar con la reintroducción de la especie en el Parque Nacional.

Nala y Takajay en la actualidad. Créditos: Fundación Rewilding Argentina


La tortuga Yabotí

Además del proyecto vinculado al yaguareté, la Fundación Rewilding Argentina trabaja con otras dos especies: la tortuga Yabotí y el ciervo de los pantanos. 

Con respecto al primero, se trata de la tortuga terrestre más grande de Argentina y la segunda de Sudamérica. En la actualidad este animal, que pesa 20 kg, se encuentra ecológicamente extinto tras la fuerte caza y solo quedan –de manera aislada– algunos ejemplares en Formosa.

La Yabotí es la tortuga terrestre más grande de Argentina y la segunda de Sudamérica. Créditos: Miranda Volpe / Fundación Rewilding Argentina

La reintroducción de la Yabotí, característica por tener manchas naranjas en su cuerpo, en una zona de vegetación tan abundante como El Impenetrable es fundamental. Al alimentarse de una gran variedad de frutos, esta tortuga dispersa las semillas y, de esta manera, modela y estructura el bosque y recupera áreas degradadas.

En este marco, la Fundación trajo este año cuarenta ejemplares desde el Centro de Rescate Urutaú de Paraguay, que fueron liberadas poco a poco en el El Impenetrable y son monitoreadas por el equipo de biólogos y biólogas de la Estación El Teuco.

El ciervo de los pantanos

Se trata del mayor ciervo de Sudamérica, que se encuentra extinto en todos los humedales del Chaco Seco. En esta línea, la Fundación Rewilding trajo a El Impenetrable dos ejemplares –una pareja en cautiverio: Alfonso el macho y Brisa la hembra– que, una vez que se acostumbren al nuevo ambiente, serán liberados con el objetivo de comenzar su reintroducción en el ecosistema chaqueño.

Alfonso y Brisa, una pareja de ciervos de los pantanos que serán liberados en el Parque Nacional El Impenetral. Créditos: Sebastián Navajas / Fundación Rewilding Argentina

La Fundación ya ha presentado nuevos proyectos, de los que esperan su aprobación, para continuar con la preservación y reintroducción de otras especies, como el tapir y el guanaco.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ