Una startup argentina desarrolla una plataforma biotecnológica para el tratamiento contra el cáncer

Con la misión de revolucionar el tratamiento del cáncer a través de la biotecnología personalizada y poner a punto la tecnología para generar respuestas inmunitarias específicas nació SphereBio, con sus laboratorios emplazados en el Parque de la Innovación en CABA. La empresa biotecnológica se creó en 2022 tras ser incubada por la aceleradora GRIDX y según sus fundadores se dedican a entrenar a las células del sistema inmunitario para combatir enfermedades. En la actualidad están enfocados en una vacuna terapéutica para combatir el Glioblastoma Multiforme, un tipo de cáncer cerebral muy agresivo. La plataforma se destaca por su enfoque en la personalización, inspirados en la biología de la respuesta inmune contra los virus.

El equipo de SphereBio en el laboratorio del Parque de la Innovación. Foto: SphereBio

Un glioblastoma es un tipo de tumor cerebral maligno que se origina en las células llamadas astrocitos, que son un tipo de células gliales en el cerebro. Este tipo de cáncer es considerado de grado IV, lo que significa que crece y se propaga rápidamente. Es el tipo más común de tumor cerebral maligno en adultos y puede ser difícil de tratar debido a su naturaleza invasiva y a la dificultad de extirpar completamente las células cancerosas. 

El nacimiento de SphereBio

En diálogo con TEC, Martín Guerrero Giménez, uno de los fundadores y director médico de SphereBio, relató cómo se conocieron y surgió la idea de conformar la empresa. Julieta Luz Porta, ingeniera en dirección de empresas, y Guido Molina, doctor en ciencias biológicas, coincidieron en el programa Ignite de GRIDX. La iniciativa reúne talentos científicos con emprendedores de negocios para generar empresas de base tecnológica con potencial disruptivo. Martin Guerrero Giménez, médico y doctor en biología, luego conoció a Julieta en una reunión informal dentro del ecosistema de emprendedores a través de un amigo en común. Después de un par de reuniones, la sinergia y visión común se impuso y Martin se sumó al proyecto como el tercer fundador de SphereBio. 

“Obtuvimos nuestros primeros fondos a finales de 2022, mediante inversiones privadas”, relató Martín y agregó: “GRIDX, la mayor aceleradora de biotecnología en América Latina, fue fundamental en esta etapa inicial, brindándonos el capital necesario para ensamblar un equipo sólido, armar nuestro laboratorio, comenzar nuestros estudios preliminares y desarrollar nuestra plataforma tecnológica”.

Martín contó cómo fue el puntapié inicial para desarrollar la plataforma: “Las investigaciones previas de Guido dentro del sistema científico nacional estaban orientadas a potenciar la respuesta inmune celular, es decir, esa que está encargada de detectar células infectadas o transformadas como ocurre con el cáncer. En este sentido, sus conocimientos se aplican a una amplia gama de enfermedades de interés global, incluidas infecciosas veterinarias, humanas y cáncer. En este contexto, el desarrollo de nuestra plataforma comenzó orientado a las enfermedades infecciosas”. 

Julieta Porta y Guido Molina. Foto: SphereBio.

Pero tras la pandemia hicieron un viraje en sus investigaciones: “Post Covid y con desafíos globales por superar, sabíamos que nuestra tecnología tenía un enorme potencial para encarar estas enfermedades. Poco tiempo después me sumé, con un amplio expertise en investigación traslacional y clínica aplicada al cáncer. Al compartir la ciencia detrás de la plataforma notamos el excepcional potencial que tiene la de SphereBio para tratar el cáncer, ya que puede llevar múltiples marcadores tumorales a las células del sistema inmune para enseñarle a las mismas a distinguir entre células tumorales y células sanas. Pronto se hizo evidente que esta tecnología era superadora a muchos de los enfoques que se están desarrollando actualmente para estimular al sistema inmune para combatir el cáncer. El potencial de nuestra plataforma, junto a la urgencia y la necesidad de tratamientos más efectivos y personalizados para el cáncer nos llevaron a enfocar nuestros esfuerzos en esta área crítica”.

Guerrero Giménez describió las principales características de su plataforma biotecnológica para la creación de vacunas terapéuticas: “Se destaca por su enfoque en la personalización, inspirados en la biología de la respuesta inmune contra los virus, encontramos una forma de presentar los marcadores tumorales a las células del sistema inmune sin depender de complejas predicciones informáticas ni procesos de síntesis artificial para la generación de moléculas del tumor que generen una respuesta inmune. El gran diferencial de nuestro enfoque se basa en que podemos obtener una muestra representativa de los marcadores tumorales específicos de cada paciente (Neo-antígenos) y llevarlos directamente al sitio clave dentro de las células inmunes para generar una potente respuesta. Esto permite capturar una representación más precisa de los antígenos objetivo y asegurar una presentación precisa a las células inmunitarias”.

Perfil de los fundadores

Julieta Luz Porta, la directora ejecutiva (CEO, según sus siglas en inglés), es ingeniera en dirección de empresas por la Universidad Juan Agustín Maza de Mendoza. Emprendedora con experiencia en tecnología aplicada a la prevención de desastres naturales, fue premiada por la NASA por el desarrollo de la aplicación Zonda Inc. Entre otros reconocimientos fue disertante en la Universidad de St. Gallen en Suiza y ganó el “Women in Entrepreneurship” que otorga la Fundación Endeavor Argentina..

Guido Molina, es el director científico (CSO), es doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y ha sido galardonado por la Sociedad Americana de Microbiología por sus avances en virología. Fue docente en la Universidad Nacional de Moreno (UNM) y becario postdoctoral en el Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (IABIMO), una unidad ejecutora de doble dependencia INTA/CONICET.

Martín Guerrero Giménez, es el director médico (CMO), es médico por la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) y doctor en biología molecular, con experiencia en investigación clínica y bioinformática en instituciones de renombre como el CONICET y la Universidad de Harvard. Además, es docente en la UNCUYO, obtuvo una beca Fulbright y lideró el equipo que hizo podio en el desafío internacional “DREAM Tumor deconvolution Challenge”.

Guido Molina, Julieta Luz Porta y Martín Guerrero Giménez, fundadores de SphereBio. FOTO: SphereBio.

La empresa en la actualidad

Al día de hoy en SphereBio trabajan 10 personas. Los tres fundadores en sus roles de director ejecutivo, director científico y director médico, además de dos científicos en el laboratorio, un bioinformático y el resto del equipo que brinda soporte a las tareas científicas, administrativas y de comunicación. 

Martín contó cómo están transitando este año: “En la actualidad estamos en la fase de investigación y desarrollo, con pruebas previas en enfermedades infecciosas que muestran resultados prometedores y concentrándonos en poner a punto nuestra tecnología para generar respuestas inmunitarias específicas contra el cáncer. Nuestros planes a futuro incluyen completar los estudios preclínicos, obtener la aprobación para iniciar ensayos clínicos en pacientes con Glioblastoma Multiforme, y expandir nuestra plataforma para tratar otros tipos de cáncer. Además, buscamos establecer más alianzas estratégicas y asegurar nuevas rondas de financiamiento para impulsar nuestro crecimiento”.

En cuanto a fondos y búsqueda de nuevos mercados, el fundador de SphereBio dijo que actualmente se encuentran en una nueva ronda de financiación: “Estamos buscando capital privado para financiar el desarrollo de laboratorio para llegar a nuestro siguiente hito que incluye comenzar los estudios regulatorios en animales y establecer una posición estratégica en Estados Unidos, que es donde se lleva a cabo la evaluación regulatoria de este tipo de tecnología”.

Sobre SphereBio

Fue seleccionada para participar del programa de aceleración de startups IDEA2 del Massachusetts Institute of Technology (MIT), . Ganadora de la competencia de Endeavor “Mujeres emprendedoras 2024”; finalista en el South Summit Brazil, una prestigiosa competencia para startups innovadoras y finalista en la competencia de startups “Tampa Bay Wave”, en Estados Unidos. En junio de este año participó de la principal convención de biotecnología del mundo, la BIO 2024, en San Diego, Estados Unidos.

Posee un sitio web accesible en www.spherebio.co y tienen presencia en redes sociales: @spherebio.co en Instagram; @spherebio_ en X y en LinkedIn como SphereBio.

De la clínica al laboratorio: revolucionario tratamiento para la artrosis desarrollado por el CONICET y una startup rosarina

El problema médico a solucionar está muy bien identificado en la clínica. Gastón Topol y su socio Franco Cescotti, dedicaron sus carreras y se especializaron en los campos de la medicina regenerativa, la kinesiología, la fisiatría, la fisioterapia y la rehabilitación, para tratar pacientes con diversas afecciones. Dentro de ellas, la osteoartritis o artrosis, como se la conoce vulgarmente, es el trastorno articular crónico con más prevalencia, siendo la artrosis de rodilla su forma más extendida. La osteoartritis es una enfermedad progresiva originada por el envejecimiento, el desgaste y la pérdida del cartílago de una articulación. Este padecimiento no se puede curar, pero existen ciertos tratamientos y prácticas que permiten ralentizar su progresión y, en casos extremos, se puede recurrir a una cirugía de reemplazo de la articulación afectada, lo que conlleva riesgos para la salud y altos costos médicos.

(De izq. a der.) Diego Croci Russo, Gastón Topol y Franco Cescotti, cofundadores de Dharma BioScience (Foto: SF500)

La experiencia clínica de Gastón y Franco, acumulada durante más de 20 años desarrollando y aplicando terapias para enfermedades musculoesqueléticas y los más de 30.000 procedimientos exitosos realizados en el Centro de Medicina Regenerativa Dharma de Rosario, Santa Fe, no hicieron más que impulsarlos a buscar un tratamiento más efectivo o una posible cura para esta condición. Fue así como recurrieron al investigador del CONICET en el Instituto de Histología y Embriología de Mendoza (IHEM), Diego Croci Russo, a quien entrevistamos desde TEC para conocer cómo comenzó el camino hacia la obtención de un innovador tratamiento que dio lugar, en diciembre de 2022, a la fundación de la startup Dharma BioScience.

“Como científico básico a mí nunca se me hubiese ocurrido estudiar esto pero en la clínica es un problema gigante”, apuntó Croci y expresó: “Que la pregunta haya surgido de la clínica es algo muy positivo ya que nos permitió tener bien en claro lo que necesitábamos hacer”.

El desarrollo del tratamiento

Con la premisa de buscar la solución en los propios mecanismos de reparación del organismo y entendiendo que en la osteoartritis las células que producen cartílago, llamadas condrocitos, dejan de producirlo “vimos una ventaja clara en la posibilidad de utilizar los microARN, para reprogramar condrocitos de la zona afectada y hacerles entender que tienen que volver a producir cartílago y regenerar la lesión”, explicó Croci Russo.

Evolución de la artrosis en la articulación de la rodilla. (Foto: Héctor Río/La Capital)

Para obtener estos microARN “hicimos un estudio en el que se enrolaron 80 pacientes en la clínica de Dharma que se trataron con alguno de los tres procedimientos que se aplican en la actualidad: células madre, plasma rico en plaquetas y proloterapia. Al tiempo extrajimos muestras del líquido sinovial que está en las rodillas para ver cómo estaban los microARN y aplicando métodos bioinformáticos y diagnósticos determinamos que había al menos 17 microARN asociados a la mejoría clínica de los pacientes. Luego los estudiamos en detalle, los modificamos para que sean más estables, eficientes, les dimos nuevas funciones y los evaluamos en condrocitos humanos in vitro. Logramos demostrar que los microARN modificados son entre 6 y 15 veces mejores que su contraparte natural, es decir, que aquellos obtenidos en las muestras, describió el investigador. 

El segundo gran hito al que apuntó la compañía consistió en validar esta tecnología para lo que desarrollaron un método a partir de la purificación de células enfermas de pacientes. “Trabajamos sobre los condrocitos más dañados posibles: muestras de pacientes que sufrieron cirugía de reemplazo de rodilla de las cuales aislamos los condrocitos y los mantenemos en condiciones de cultivos que se asemejan mucho a las patológicas -o sea en condiciones de inflamación y en un ambiente química y nutricionalmente hostil- y los tratamos con los microARN para evaluar los parámetros de regeneración. Ahí comprobamos que el mensaje que nuestros microARN entregan a los condrocitos es positivo, ya que volvieron a producir colágeno y cartílago y, lo más importante, logramos que cambien su metabolismo, que pasen de un metabolismo catabólico a uno anabólico, o sea, que dejen de degradar el tejido y comiencen a repararlo”, precisó Croci y completó:“Ahora que tenemos la receta tenemos que estudiar cuánto tiempo estas células que mantenemos en condiciones hostiles siguen siendo efectivas produciendo cartílago y si esto es definitivo”.

(Imagen: Dharma BioScience)

“La idea de este tratamiento es que sea estandarizado, o sea, un cóctel único para cualquier persona que tenga esta patología” aclaró Diego y respecto a la cantidad de aplicaciones que demandará indicó que la opinión que más vale es la de los médicos: “Gastón (Topol) cree que entre dos y tres dosis separadas entre uno y dos meses cada una podría ser un tratamiento estándar. Quizá la segunda y la tercera dosis tengan que ser distintas en cuanto a su composición, porque tal vez necesitemos diseñar otras moléculas cuando se empieza a restaurar la zona pero eso todavía no lo sabemos. Buscamos que el tratamiento sea acumulativo”.

Sobre los posibles costos, Croci señaló que “no son tratamientos baratos porque tienen mucho desarrollo y tecnología detrás, pero prevemos que sea muchísimo más barato que una prótesis de rodilla, que es contra lo que realmente competimos. La idea es que tenga un valor competitivo con lo que hoy son las terapias regenerativas convencionales, sin embargo, eso es algo que no depende solo de la ciencia sino de mucho otros factores”.

Del laboratorio a la clínica, el próximo paso

“Ahora estamos juntando toda la evidencia científica necesaria para poder pedir los permisos para hacer los ensayos clínicos y encarar así la fase regulatoria”, contó Diego, “esto implica recolectar un montón de información de seguridad, estabilidad y formulación para poder presentar ante las autoridades regulatorias como la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) o la FDA (según las siglas en inglés de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos). Esperamos este año poder entrar en ese proceso”, concluyó.

En tal sentido, antes de iniciar el proceso de ensayos clínicos de fase 1, la empresa necesita inversores que aporten un capital semilla estimado de 1.500.000 dólares y que intentarán conseguir en este segundo semestre. Cabe destacar que para iniciar las etapas de investigación y desarrollo del tratamiento la empresa fue apoyada con un capital inicial por parte del fondo de inversión privada SF500 y también recibió asignaciones a través de aportes no reembolsables del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR) y del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC), ambos pertenecientes a la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación del Estado Nacional.

Hasta el momento, el trabajo conjunto entre el CONICET y la startup fructificó a partir de la presentación de tres patentes. La primera, de titularidad exclusiva del CONICET, es una patente para detectar microARN en biopsias líquidas desarrollada por el grupo de investigación del Dr. Croci en el IHEM y en la que utilizaron muestras de Dharma para realizar la prueba de validación. Las otras dos patentes, derivadas del propio proceso de investigación y desarrollo del tratamiento, serán de titularidad de Dharma Bioscience con participación del CONICET. 

Un grupo de jóvenes creó un producto orgánico que solucionó un problema global en la apicultura 

Apicultores y estudiantes de la Tecnicatura Universitaria Apícola de la Universidad Nacional del Sur (UNS) lograron una solución orgánica para combatir la varroasis, una enfermedad que ataca a las abejas y, por consiguiente, a las colmenas. La varroa (Varroa destructor) es un ácaro que produce la enfermedad y pone en riesgo la productividad y la actividad apícola en nuestro país.

El ácaro parásito externo daña la productividad de las abejas, vive encima de ellas, pero para reproducirse, lo hace dentro de la celda de cría de la abeja. La varroa se alimenta de los cuerpos grasos de la abeja melífera. Su reproducción se basa en poner huevos dentro de la celda, por lo que cuando nace la abeja, lo hace con parásitos, lo que ocasiona que, dado su crecimiento exponencial, la colmena colapse a causa de la alta infestación que posee.

Productor apícola aplicando Aluén CAP en la colmena. Foto: Cooperativa Apícola Pampero

Frente a este problema, estudiantes de la UNS y apicultores del sudoeste de la provincia de Buenos Aires crearon el acaricida Aluén CAP, una solución totalmente orgánica que protege la salud de las abejas con una efectividad superior al 95% para tratar la varroasis. Entre sus beneficios permite prescindir de productos sintéticos que contaminan la miel, demanda tan solo una aplicación, no interfiere en el desarrollo de la colmena y es eficaz en todo tipo de climas. Gracias a sus características ya se utiliza en más del 30% de las colmenas del país y se exporta a 10 países. 

La solución a un problema

Luciano Morales Pontet, nacido en Bahía Blanca, es técnico electromecánico y creador del acaricida orgánico junto a otros 6 colaboradores, entre los cuales se encuentran compañeros de la Tecnicatura Universitaria Apícola y apicultores del sudoeste bonaerense. En diálogo con TEC,  contó cómo surgió la idea frente a los múltiples desafíos que enfrentan en la apicultura.

“Nos conocimos estudiando la carrera pero muchos ya éramos apicultores, en algunos casos de segunda o tercera generación en la familia. Todos muy fanáticos de la apicultura y siempre nos juntábamos a hablar de las problemáticas y ver qué se podía hacer para ir mejorando la situación. También nos reuníamos con un grupo de productores  y asesores del sudoeste de la provincia de Buenos Aires”, relató Luciano. 

Una problemática en común que surgía en muchas conversaciones era la de la varroa y lo difícil que era tratarla a través de la aplicación de productos sintéticos: “Lo que decidimos fue empezar a buscar alternativas a los productos que en ese momento había para combatir la varroa. El ácaro afecta muchísimo a la abeja, sobre todo en Argentina y en varios otros lugares del mundo y llega a matar a la colmena si no la tratás. La varroa entró a Brasil primero y se diseminó por toda la región hace ya 30 años”.

Luciano contó por qué se inclinaron por un producto orgánico en lugar de uno sintético: “Se nos dio por empezar a investigar y trabajar en un producto nuevo, tratamos de buscar algo orgánico, porque generalmente los productos de origen sintético neurotóxico afectan también a la abeja, no solo matan la varroa. Otro de los problemas de estos productos sintéticos es que generan resistencia, entonces se debe que aplicar más dosis para que pueda matar al ácaro pero también le hace mucho más daño a la abeja y contaminan todos los productos dentro de la colmena: la miel, la cera, el polen”

Colmenas en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Foto: Cooperativa Apícola Pampero

Morales describe en detalle el problema que causa el ácaro en las abejas locales: “Pudimos desarrollar nuestro producto para la abeja melífera o europea, que es la que está en Argentina. Acá no hay ciclos de todo el año de producción de crías, ya que la abeja hiberna, entonces no tiene una capacidad de reproducción constante y por eso la varroasis la afecta tanto”. Y agrega: “La varroa afecta a la abeja en su estado larval, se alimenta de su proteína, engulle toda su masa, la deja más chica y desnutrida. Se torna más susceptible a virus y acorta mucho la vida a la abeja, por lo tanto influye en la producción de la colmena”

Investigación y desarrollo

El apicultor repasó cómo fue que dieron con la fórmula y la efectividad que lograron con su producto. Luego llevaron sus descubrimientos a científicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) para validar sus investigaciones: “Empezamos a estudiar dentro de los orgánicos cuáles eran las moléculas que podían ser más sostenibles y probar con cuál hacer un tratamiento distinto. Nos encontramos con el ácido oxálico que es el principio activo del producto, algo que ya existía en el mundo, pero nosotros cambiamos la forma de aplicación, ya que era muy engorrosa”. 

“Pudimos lograr un producto que con una sola aplicación dura todos los ciclos de la varroa y de la abeja. Logramos superar el 95% de eficacia en combatir la enfermedad. Se pudo estabilizar la molécula en un soporte que son tiras de cartón, de celulosa, que se aplican entre los cuadros de cría, dentro de la cámara. Funciona por contacto, la abeja pasa por la tira, y va diseminando el producto por toda la colmena, y va matando de esta forma a la varroa”, detalló el creador de Aluén CAP.

El acaricida orgánico se exporta a 10 países y tiene presencia en todas las regiones del país. Foto: Cooperativa Apícola Pampero.

Cómo surgió Aluén CAP

En 2007 comenzaron con las pruebas. Una vez que hicieron la investigación por su cuenta decidieron hacer las averiguaciones pertinentes para poder certificar lo que habían descubierto: “Nos contactamos con la Universidad de Mar del Plata, con el Laboratorio de Artrópodos, y nos ayudaron mucho a hacer la validación del producto. Se van realizando muchísimas pruebas, vamos mucho a campo y por suerte se pudo obtener muy rápido el resultado y la eficacia buscada. Después llegó la parte industrial, porque hay que industrializarlo, que también demandó cierto tiempo. Lo pudimos empezar a comercializar en Argentina en 2016”, afirmó Luciano. 

El trabajo mancomunado con el Laboratorio de Artrópodos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UNMdP) ayudó a validar sus experimentos e investigaciones concernientes a la varroa. El Laboratorio cuenta con un grupo abocado al estudio de aspectos relativos a éste ácaro y viene recabando información concerniente a la varroasis desde la década del ´80. 

En 2012 decidieron formar la Cooperativa de Trabajo Apícola Pampero Ltda. en la localidad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires y hoy sus instalaciones se encuentran en las afueras de la ciudad, en Calderón. A su vez, ya habían comenzado con el proceso de patentamiento a nivel mundial. Morales, que además es el síndico de la cooperativa contó cómo fue ese proceso: “Decidimos patentarlo nosotros y producirlo acá en Argentina para el mundo. Quisimos que la cooperativa sea la dueña de la patente, no nosotros o una persona, porque la idea es que justamente permanezca en el tiempo más allá de las personas. Que sea un producto de origen nacional y que pueda seguir en el tiempo”

Luego de obtener la habilitación en Argentina, se buscó hacerlo en otros lugares.  Generalmente se demora de seis meses a un año realizar la habilitación en un país, pero en Corea del Sur, que fue el último país que validaron, el proceso les demoró más de 4 años. Actualmente el producto tiene presencia en Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay, Perú, República Dominicana, Santa Lucía, Trinidad y Tobago, Líbano, Corea del Sur y Palestina.  También están trabajando con otros, en proceso de validación, habilitación y contratos. 

Con respecto a la competencia con otros productos, Luciano fue categórico en su respuesta: “Sigue habiendo productos de origen sintético en el mundo, pero el impacto que ha generado Aluén una vez que ingresa a un país es masivo. El productor que lo prueba lo vuelve a utilizar. Además del beneficio de una sola aplicación, los productos sintéticos tienen resistencia, algo que con Aluén CAP no sucede, se puede usar todo el tiempo y no varía, porque el principio activo que utiliza (el ácido oxálico) lo necesita la varroa también para vivir, entonces no puede evolucionar en contra de eso”.

La importancia de la apicultura

Además de la cooperativa, en 2012, también crearon una Cámara de Apicultores que reúne más de 100 productores del sudoeste bonaerense que poseen alrededor de 50.000 colmenas. Luciano contó el rol del apicultor local: “Argentina exporta casi toda su producción, internamente se consume un 4% o 5%. Hay que hacer hincapié en aumentar el consumo interno. Por eso es importante fomentar la cultura apícola y aprovechar todos los productos de la colmena. Nosotros seguimos intentando desarrollar innovaciones en productos tanto para la abeja como para el productor. El apicultor argentino es muy profesional técnicamente y en el manejo de la apicultura. Hay que seguir insistiendo con eso, capacitando, y seguir difundiendo la actividad. Tenemos muchísimos apicultores en todo el país y hay que aprovechar los distintos ambientes que tenemos”.

Asociado de la Cooperativa Apícola Pampero aplicando Aluén CAP en el apiario de investigación de la CAP en Calderón. Foto: Cooperativa Apícola Pampero

Otros productos de la Cooperativa Pampero

La Cooperativa Pampero creó otros productos además de Aluén CAP, uno de ellos es Cocco CAP, un sistema de introducción de abejas reinas. Es un implemento plástico, reutilizable que logra el 100% de efectividad al momento de insertar una reina fecundada en una colmena. El producto fue premiado en el Concurso Nacional de Innovaciones – INNOVAR en el año 2010 en la categoría Innovaciones en el Agro.

También ofrecen un complemento proteico para complementar el periodo donde hay escasez de polen que es lo que aporta la proteína a la colmena. Contiene un alto y balanceado contenido de lípidos y proteínas que beneficia el estado nutricional de las abejas, estimulando la postura de la reina, incrementando así la cantidad de cría y el largo de vida de las abejas. Su uso es recomendable en situaciones de baja entrada de polen y en monocultivos, tanto para adelantar períodos de cría como para sobrellevar situaciones de estrés en las colmenas.

Otra de las novedades es la publicación gratuita de la revista científica de abejas y apicultores “EUNK”, que ganó la medalla de oro en el Congreso Internacional de Apicultura, el Apimondia 2023 en Chile.

Sobre Aluén CAP y la Cooperativa Apícola Pampero

Posee un sitio web accesible en cooperativapampero.coop y tienen presencia en redes sociales: @cap_pampero en Instagram; @cap_pampero en X; CAP en Facebook y en LinkedIn como Cooperativa Pampero.

La revista científica EUNK está disponible para su descarga: : EUNK.