El bambú, un recurso sustentable aplicado a la creación de nuevos biomateriales

Un estudio de diseño sustentable argentino creó un laboratorio de innovación en biomateriales y logró, luego de 8 años de investigación, desarrollar nuevos productos a partir de la planta de bambú.

El bambú, también conocido como tacuara, es una de las plantas de más rápido crecimiento del mundo. Dependiendo de las condiciones -la especie, el suelo y el clima- puede llegar a crecer hasta casi 1 metro por día, alcanzando los 35 metros de alto y los 30 centímetros de diámetro. Según una publicación de la Fundación SALES, dependiendo de la especie, una plantación puede ser productiva entre 50 y 200 años sin la necesidad de realizar nuevas siembras ya que crece como el pasto. Además de no demandar el uso de pesticidas, fertilizantes y abundante riego, la planta tiene el potencial de recuperar suelos degradados, remediar aguas contaminadas, proteger cuencas hídricas y absorber hasta cuatro veces más carbono que otros árboles. Es tán versátil que puede utilizarse como material de construcción, como materia prima para la generación de bioenergía, para la fabricación de papel y textiles, packagings, forraje, cestería, utensilios, alimentos y para el desarrollo de nuevos biomateriales.

Bambuflex. Crédito: Proyecto Menos es Más.

Motivados por la innovación y la sustentabilidad, el estudio de diseño argentino Proyecto Menos es Más originario de la ciudad de Colón, Entre Ríos, creó un laboratorio de innovación en biomateriales basados en bambú inspirado por las características naturales y el potencial de esta planta. A partir de allí, a través de una alianza con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y luego de 8 años de investigación conjunta, crearon lo que denominaron Bambuflex, un cuero vegetal hecho de bambú. Este desarrollo se trata de un biomaterial biodegradable compuesto por materias primas de origen renovable y provenientes de la economía circular. Está diseñado para ser usado en objetos, moda, muebles, tapicería, complementos para transporte y revestimientos interiores. Sus colores son logrados con pigmentos vegetales que no involucran agua en el proceso de teñido. En 2021 el producto concursó y fue seleccionado para integrar el catálogo de la decimosexta edición del Concurso Nacional de Innovaciones INNOVAR.  

Durante los años de investigación, la empresa comenzó explorando la termofusión con viruta de bambú con diferentes adhesivos y aditivos para comprobar su funcionamiento. Durante esos procesos, descubrieron que la muestra con mínimo espesor se parecía mucho al cuero animal. Así crearon un nuevo material sustentable, evitando el uso de hidrocarburos y el sufrimiento animal, para obtener un nuevo material con las prestaciones del cuero tradicional.  

Bambustone. Crédito: Proyecto Menos es Más.

La investigación continuó con el objetivo de ampliar los desarrollos tecnológicos sobre este noble material y responder a otras necesidades de uso y funciones. La empresa llegó entonces al desarrollo de Bambustone, la primera serie de piedras y superficies sólidas de bambú que puede ser utilizada como materia prima para la fabricación de diversos objetos y en el ámbito de la construcción como revestimientos para interiores y exteriores, entre otras aplicaciones que aún están siendo investigadas.

Como datos complementarios sobre esta planta, la publicación de la Fundación SALES resalta que la industria mundial del bambú emplea 12 millones de personas, posee un volúmen de comercialización 70.000 millones de dólares por año y su cultivo ocupa una superficie de 30 millones de hectáreas en todo el mundo, excepto en Europa, donde no crece. En Argentina existen diversas especies de bambú en 18 de las 24 jurisdicciones. Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) promueve su cultivo en línea con los objetivos de desarrollo sustentable tendientes a la reducción de la pobreza (sobre todo la rural) y a la protección del ambiente.          

Fuente: Proyecto Menos es Más/Bambuniverso y Fundación SALES.

Datos abiertos para la toma de decisiones y la innovación en servicios a la ciudadanía

Desde la gestión de la salud pública, pasando por la planificación urbana, la seguridad alimentaria o la respuesta ante desastres naturales, la recopilación, el análisis y la visualización de datos ofrecen bases sólidas para la toma de decisiones informadas que mejoran la vida de toda la sociedad.

A lo largo de la historia, la recolección, el procesamiento y el análisis de datos han sido fundamentales para la toma de decisiones que impactan directamente en la vida y el bienestar de la ciudadanía. Dentro de los ejemplos más relevantes se puede mencionar la recopilación de datos epidemiológicos como una práctica fundamental para la toma de decisiones tendientes a la erradicación de enfermedades y, en consecuencia, a la mejora de la salud pública. Asimismo, contar con datos demográficos contribuyó a la planificación urbana y la compilación de datos sobre producción agrícola, condiciones climáticas y distribución de alimentos permitieron la toma de decisiones sobre seguridad alimentaria. En situaciones de desastres naturales o crisis humanitarias los datos sobre la magnitud de los impactos, necesidades de la población y recursos disponibles han sido esenciales para coordinar respuestas eficientes. Estos ejemplos destacan la importancia de los datos para abordar diversos aspectos que han guiado decisiones para el beneficio general de la sociedad.

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Un dato es un elemento descontextualizado que puede dar origen a la generación de información. A través de su análisis y procesamiento, los datos sirven como materia prima para el desarrollo de información con valor agregado. 

Por su parte, un dato público es cualquier dato generado en el ámbito gubernamental o que se encuentra bajo su guarda. 

Finalmente, el concepto de dato abierto hace referencia a cualquier dato, ya sea de origen público o no, al que las personas pueden acceder, usar y compartir libremente o con las atribuciones bajo la misma licencia con la que fueron publicados. Datos abiertos son también aquellos datos públicos disponibles en soporte digital, bajo licencia abierta y que utilizan un formato estándar abierto y con metadatos asociados. 

Los datos abiertos representan una iniciativa fundamental en la era digital, donde la información se convierte en un recurso valioso. Algunas características clave de los datos abiertos incluyen:

  1. Accesibilidad: Los datos abiertos deben ser fácilmente accesibles para cualquier persona a través de medios como internet, sin restricciones financieras u otras barreras significativas.
  2. Formato estándar: Se fomenta el uso de formatos estándar y abiertos que faciliten la comprensión y el intercambio de datos. Esto asegura que la información sea comprensible y utilizable por diversos sistemas y aplicaciones.
  3. Licencia abierta: Los datos abiertos generalmente se liberan con licencias que permiten su uso, reproducción y distribución sin restricciones excesivas. Se busca evitar limitaciones que podrían inhibir la creatividad y la innovación.
  4. Interoperabilidad: Los datos abiertos están diseñados para ser interoperables, lo que significa que se pueden combinar y utilizar en junto a otros conjuntos de datos de manera eficiente.
  5. Beneficio público: La apertura de datos tiene como objetivo principal beneficiar a la sociedad. Contribuye a la transparencia gubernamental, a empoderar a los ciudadanos con información relevante y a fomentar la creación de aplicaciones y servicios que aborden problemas sociales.
  6. Innovación: Los datos abiertos son una fuente de innovación. Permiten que desarrolladores, científicos de datos y emprendedores creen nuevas soluciones, aplicaciones y servicios basados en información que de otra manera podría estar cerrada o ser de difícil acceso.
  7. Participación ciudadana: Facilitan la participación ciudadana al proporcionar información que permite a las personas tomar decisiones informadas y contribuir con la formulación de políticas públicas.

En conclusión, la accesibilidad a los datos abiertos y públicos emerge como un pilar fundamental para la construcción de sociedades más informadas y participativas. Abrir las puertas de los datos públicos, fortalece la transparencia y brinda a los ciudadanos las herramientas necesarias para comprender, evaluar y contribuir a sus comunidades. Esta apertura no solo promueve la rendición de cuentas, sino que también cataliza la innovación y la eficiencia en la creación y ejecución de servicios a la ciudadanía.

El siguiente reel ejemplifica a través de un caso histórico cómo la recopilación, el procesamiento, el análisis y la visualización de los datos impactaron en la toma de decisiones con el objetivo de salvar vidas en el contexto de un conflicto bélico:


Por último cabe destacar que las profesiones relacionadas con datos son vitales en el presente y tendrán aún más demanda en el futuro. Entre ellas se encuentran las carreras relacionadas a la ciencia de datos; la ingeniería de datos; la inteligencia artificial; la ingeniería de machine learning; la analítica de negocios, de salud o de redes sociales; la seguridad de datos; e informática, programación o sistemas, entre otras.

Fuente:  www.argentina.gob.ar | www.argentina.gob.ar/datos-abiertos | www.argentina.gob.ar/indapwww.datos.gob.ar

Ciudades inteligentes, una visión de futuro a partir del análisis de datos y la implementación de tecnologías innovadoras

Para el 2050 se calcula que el 70% de la población mundial vivirá en ciudades. Es por esto que los nuevos modelos de gestión deberán cimentarse en la aplicación de diversas tecnologías para lograr ciudades más inteligentes y una mejor calidad de vida para todos los ciudadanos.

El concepto de Ciudad inteligente (Smart City) comenzó a popularizarse alrededor del 2000, a partir de una tendencia implementada por gobiernos locales hacia la recolección de información y la aplicación de soluciones tecnológicas para problemas cotidianos de los habitantes. Con el correr de las décadas, dicho concepto se fue ampliando y complejizando tomando como referencia el uso que le daban las ciudades a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Sin embargo, especialistas en la temática identificaron la necesidad de proponer una visión más abarcadora para referirse a una ciudad inteligente como la que hace uso de las tecnologías de la información y la comunicación y otros medios para mejorar la calidad de vida de los habitantes, la eficiencia de los servicios urbanos y la competitividad, con el fin de responder a las necesidades de las generaciones presentes y futuras vinculadas a los aspectos económicos, sociales, ambientales y culturales.

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Los problemas que en la actualidad enfrentan las ciudades están relacionados principalmente con el crecimiento demográfico, experimentado desde comienzos del siglo pasado. En 1900 el 14% de la población mundial vivía en ciudades. Hacia 1950, ese porcentaje aumentó al 30%. Actualmente, se calcula que el 50% de la población mundial vive en ciudades y para el 2050 se prevé que ese porcentaje ascenderá al 70%. En este escenario crítico se pone de relieve como nunca antes la necesidad de contemplar la dimensión virtual en la planificación urbana y de contar con un modelo y marcos conceptuales para definir el estado de situación real de las ciudades para, a partir de allí y en coincidencia con el método científico, probar diversas hipótesis de solución de conflictos y obtener nuevos conocimientos. 

De esta manera, a partir del análisis de situaciones relevantes, datos y procesos de comparación y pruebas, se logró establecer un modelo posible -que abarca 5 dimensiones- para evaluar cuán inteligente es una ciudad y como punto de partida para la gestión eficaz de mejoras.

En tal sentido, el planeamiento urbano es una de las dimensiones del modelo en la que se analizan las infraestructuras físicas que funcionan como soporte de las actividades sociales. Una ciudad inteligente debe garantizar la eficiencia de los servicios y áreas como el transporte, la vivienda, el espacio público y las áreas verdes y de esparcimiento, entre otras.

La dimensión desarrollo humano debe fomentar la igualdad de oportunidades, asegurar la integridad física, promover la inclusión y el ejercicio de los derechos básicos para todos los ciudadanos. A partir de su análisis se puede conocer el grado de inclusión y tolerancia que una ciudad inteligente debe tener para producir mejores resultados vinculados al desarrollo y la calidad de vida de las personas.

Por su parte, el análisis del ambiente como dimensión, se enfoca en la planificación y gestión de una ciudad sustentable que proteja sus recursos naturales y reduzca el riesgo ambiental y los impactos negativos. Una ciudad inteligente se logra a través de la promoción activa de su cuidado, la concientización, el cambio cultural, la anticipación y planificación de acciones y la legislación ambiental.

Dentro de la dimensión competitividad se debe analizar la dinámica económica. Las ciudades inteligentes son aquellas que ofrecen estímulos para atraer la innovación, el emprendedurismo y promover el desarrollo de industrias creativas y nuevas actividades productivas que permitan aumentar los niveles de competitividad de forma inclusiva e integrada a las corrientes del comercio y las tendencias mundiales. 

Por último, se identificó la dimensión gobernanza como un aspecto clave de una ciudad inteligente en la que los gobiernos locales se enfoquen en anticipar las necesidades y demandas de los ciudadanos utilizando la tecnología y la innovación para optimizar la gestión, logrando mayor eficiencia, transparencia y participación.

Cada una de estas dimensiones están compuestas por diversos ejes sobre los cuales se debe trabajar para tender al desarrollo de una ciudad más inteligente. En cuanto al planeamiento urbano se consideran el espacio urbano, la movilidad -entendida como los patrones de desplazamiento de las personas en el territorio- y el transporte

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Respecto al desarrollo humano los ejes que se abordan son la educación (incluye el grado de desarrollo educativo y alfabetización tecnológica de los ciudadanos), la salud (incluye el grado de utilización de TIC en el sistema sanitario), la seguridad (entendida como la capacidad de mitigación, acción y asistencia ante hechos de criminalidad) y la sociedad, teniendo en cuenta el grado de inclusión, la diversidad social y cultural y la capacidad de la ciudad y su comunidad para generar equidad social.

Los ejes de la dimensión ambiente ponen de relieve la calidad ambiental -aire, agua, suelo, clima, ruido-, la gestión de recursos -entendida como la gestión de la energía, las materias primas, los insumos y el tratamiento de los residuos- y la ecología urbana y resiliencia, que incluye la gestión integral del sistema ambiental urbano y de las acciones de los ciudadanos para reducir los impactos negativos sobre el ambiente y para preparar a la ciudad ante eventos naturales, reducir su vulnerabilidad y agilizar la recuperación de daños.    

Dentro de la dimensión competitividad los ejes son la innovación -entendida como la promoción de la investigación científica y tecnológica, la creatividad y el emprendedurismo-, la productividad -que resulta en la capacidad local para elaborar productos y prestar servicios de manera eficiente y apuntando a una mejora continua de los procesos-, y el contexto que analiza las condiciones y relaciones con otras jurisdicciones para potenciar la apertura y el intercambio de mejores prácticas.        

En relación con la dimensión gobernanza se encuentran los ejes de infraestructura y capacidades (que incluye la calidad, alcance y seguridad de la plataforma tecnológica y la profesionalización y gestión del capital humano), la plataforma de servicios -para optimizar y mejorar los tiempos y la calidad de atención-, y el gobierno abierto que propicia la transparencia de los actos de gobierno, el acceso a la información pública y el incentivo a la participación ciudadana.        

Los trabajos de diagnóstico, modelización, planificación, seguimientos de la gestión y evaluación de impactos sobre estos ejes y dimensiones constituyen un modelo de aproximación para identificar áreas de oportunidad y desarrollar las herramientas necesarias para establecer políticas de estado tendientes a mejorar el nivel de inteligencia de las ciudades.    

Fuente:  Argentina.gob.ar